Capítulo XIX

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Hell seguía totalmente dormido a su lado. Kiara se preguntaba por qué no se iba a dormir en vez de estar allí apoyado de mala manera. “Porque tiene que vigilarte”, replicó su subconsciente. Dudaba que quisiese estar allí por la expresión incómoda de su rostro.

Podría haberse levantado y haber salido tranquilamente por la puerta y él no se habría dado cuenta. No lo hizo por el hecho de que la casa estaba rodeada por guardias de seguridad. No, mejor quedarse donde estaba...

Observó el rostro apacible de Hell ligeramente enfurruñado. Era como si estuviese soñando algo desagradable. Ojalá y fuese relacionado con ella. Ojalá y estuviese soñando que ella lo disparaba.

-Hell – susurró.

Él se acurrucó más a su lado pero no abrió los ojos.

-Prométemelo – susurró Kiara de nuevo -. Prométemelo.

-¿Humm?

Kiara sabía que aquello no servía de nada, que era una tremenda estupidez, pero quería oírlo de sus labios. Quería que lo dijese.

-Me llevarás a casa – Kiara posó una mano en su brazo -. Promételo.

-Sí, sí, lo prometo – murmuró Hell para que lo dejase tranquilo.

Esta vez mostró una mueca de placidez como si acabasen de decirle que le había tocado la lotería. Pero Kiara no estaba contenta del todo. Es más, todo aquello le parecía muy divertido.

-Hell – susurró en su oído en voz muy, muy baja -. ¿Qué es lo que más temes?

Él se limitó a fruncir el ceño y aferrarse a su mano. Kiara decidió probar algo distinto.

-Dime lo que te da miedo. Dilo.

La palabra borbotó de la boca de Hell como si fuese algo muy íntimo y privado, pero ella no se sintió nada culpable. El infierno, por supuesto, Hell le temía al infierno. ¿Entonces por qué había dicho que no era así, que no le tenía miedo al infierno? Se quedó pensativa unos minutos observando cómo Bradley Cooper era brutalmente golpeado por un asiático desnudo y con tubo de metal.

“Tal vez no pueda irme, pero sí esconderme...”, pensó levántandose con cuidado de no despertar al “bello durmiente”. Sï, aquel era un nombre perfecto para él, aunque ya se había acostumbrado a Hell. Él, por supuesto ni siquiera notó su ausencia.

* * *

Cuando Hell despertó, le dolía la cabeza. Era como si hubiese estado pensando durante mucho tiempo y no hubiese dormido nada. Estaba claro que lo que más necesitaba en aquello momentos era una buena ducha.

Cocaína (Saga Adrenalina I)Where stories live. Discover now