Capítulo XV

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Kiara tenía muy clara una única cosa en todo aquel caos en el que se había convertido su vida. Y esa única cosa era la que la hacía permanecer sentada junto a Hell en uno de los asientos de primera clase del avión que la llevaría de vuelta al punto de partida. “Nadie nos buscará en Nueva York, es demasiado obvio.”, había dicho él, que ahora permanecía extrañamente callado. Había estado en silencio desde que la había encontrado en aquel pub de Las Vegas y habían discutido; Kiara prefería discutir a que la ignorase. “Es un idiota”, pensó observando su perfil mientras fumaba, “idiota, engreído, cabrón, estúpido, arrogante...” “Pero te gusta estar con él”, la interrumpió su subconsciente, “te gusta que esté pendiente de ti y que te haga caso. Incluso que te diga obscenidades”.

-Hell – no podía soportar más que la ignorase.

Él le dirigió una veloz mirada y después volvió a clavar la vista al frente soltando una bocanada de humo.

-No puedes fumar aquí.

Esta vez, Hell la miró durante algo más de diez segundos.

-He pagado casi diez mil dólares por nuestros billetes – contestó con voz fría -. Puedo hasta estrellar el avión si me apetece.

-Ya... Pero no es bueno... Para tus pulmones... - se sentía estúpida diciéndole aquello -. Y mucho menos para ti que eres asmá-...

La cortó haciendo además de entregarle el cigarrillo y ella retiró rápidamente la mano. Ni hablar. ¡Ese bruto quería matarla!

-Una calada no va a hacerte daño.

-Por supuesto, una vez esté muerta ya nada va a dañarme.

Kiara no estaba dispuesta a colocar aquella arma mortífera entre sus labios ni aunque se lo hubiese ordenado el presidente. Es más, no sabía para qué se molestaba siquiera en preocuparse por su salud. Tal vez, porque la aterrorizaba el simple hecho de que pudiese tener un ataque de asma y ella no supiese cómo reaccionar. Eran dos cosas muy diferentes ser asmático a tener que atender a un asmático.

-También podríamos morir si el piloto de esta avión realizase el más mínimo error – Hell endulzó su voz -. O atropellarnos un autobús, o ser calcinados en un incendio. ¿Te he comentado alguna vez la alta tasa de mortalidad por accidentes domésticos?

-Eso es diferente – murmuró ella -. Es ajeno a nosotros.

-Y esto también es ajeno a ti, porque soy yo el que tiene la idea.

Hell volvió a tenderle el cigarrillo y la miró tentadoramente. En aquel preciso instante, Kiara se sintió como Eva siendo tentada por la serpiente. “Y lo peor es que voy a cometer el mismo error...”, pensó mientras tomaba el cigarro con lentitud.

-No quiero hacerlo – pensó en voz alta -. Me hará daño. Es peligroso.

-El peligro es lo que nos mantiene despiertos, nena, lo que nos da la vida. Nunca dejes de hacer nada porque pueda ser peligroso, porque entonces sí morirás. Y morir ahogado en el miedo es la peor forma de morir.

Cocaína (Saga Adrenalina I)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt