Día 24 - Manzanas

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Día 24. Manzanas

Autor: Mizuki Yuki

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—Papi.

Ninguna respuesta vino ante la dulce voz de un pequeño niño que caminaba de la mano de su padre. Una escena familiar que incluso podría resultar dulce para aquellos que miraban la escena de un hombre sólo cuidando de su pequeño hijo sin la compañía de su mujer.

—Papi... qu— quero... ma... maza... mazana...

El hombre se agachó a la altura del pequeño y acaricio su cabeza antes de mirarlo con severidad. Con sólo ver su expresión el niño amenazó con derramar las primeras lágrimas.

—Te he dicho antes que no. No me han pagado y he gastado todo en tus medicinas, aunque no sé para que te lo digo, si de cualquier forma no lo vas a entender —. Espetó cansado.

Un breve puchero, y el niño comenzó a llorar desconsolado. Su padre lo alzó en brazos tratando de consolarlo inútilmente; su expresión era cansada, incluso podría describirse como molesta, pero si algo había aprendido con el tiempo es que era mejor dejar que pasara el berrinche, después de un rato olvidaría el motivo.

—Puedo ofrecerle una manzana. Escuché que el niño quería una.

Al escuchar la voz volteó inmediatamente tratando de mostrar su mejor cara, después de todo las personas cuestionan menos el motivo de una sonrisa que el motivo d enojo. Por otro lado creía que ya habían llamado demasiado la atención, tanto que ese hombre se había acercado.

—Lo agradezco pero es mejor que no le den lo que quiere —. Aunque su tono era amable, dejaba entrever su molestia.

—Por esta vez tómela — el pequeño estiró sus manitas tratando de agarrar la manzana que le ofrecía el desconocido de sonrisa amable.

—Sólo por esta vez.

Habiendo aceptado sin mucha opción dejo que el niño tomara la fruta, la cual abrazó como si se tratara de un tesoro. Después la pasó sobre su ropa y le dio una mordida, comiendo confiadamente.

—Espera a que lleguemos a casa, no comas con las manos sucias.

—No debería regañarlo, es sólo un niño.

—¿A todo esto quién es usted?

—Soy el encargado de esa tienda de frutas y vegetales — señaló el local de a un lado.

—¿Vive por aquí cerca? Es la primera vez que lo veo.

El hombre destilaba confianza, era casi imposible no quedar encantado ante sus peticiones y revelar la información que le pedía.

—Vivo en el edificio al final de la calle. Espero que no sea un secuestrador de menores —con una sonrisa mordaz expreso con falsa amabilidad.

—Por supuesto que no. Mi nombre es Lan XiChen y pueden venir cuando gusten. Si su esposa viene, sólo con que diga que es esposa de... — Hizo una pausa con la clara intención de que el otro diera su nombre en una presentación un tanto forzada, pero que tampoco parecía tener mala intención de ninguna manera.

—Jin GuangYao es mi nombre y no tengo esposa. Gracias por la manzana, nos vemos después.

Abrazó más fuerte a su hijo que aun no terminaba de comer la enorme manzana, a pesar de la turbia historia que había detrás de su nacimiento, lo amaba, era lo único que le quedaba en el mundo después de haberlo pedido todo de la forma más despreciable y sin haber tenido más culpa que la de haber nacido.

Fictober XiYaoWhere stories live. Discover now