Día 27: Dulces

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 Día 27:Dulces

Autora: Chiru Less

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— Se puede saber, ¿qué mierda estás haciendo?

— Cuida ese lenguaje. ¿A qué te refieres, específicamente?

Xue Yang tenía que darle crédito a Jin GuangYao por la pregunta retrucada; frente a él, había varios factores que estaban mal, y para que alguien como él que no tenía presente ningún tipo de detalle que no involucrara su área particularmente lo notase, significaba que la cuestión había escalado a niveles alarmantes.

— Sabes, se van a dar cuenta de que te has vuelto loco. Conmigo no hay problema, no me importa en lo más mínimo, pero sólo...sólo mírate, estúpido.

No pudo evitar que la última parte de su frase saliese distorsionada por la risa que no pudo contener; luego de aquello ya no pudo emitir palabra alguna, superado por la situación. GuangYao se sintió un poco fastidiado por su misteriosa reacción, sobre todo porque, desde su punto de vista, nada extraño estaba ocurriendo.

Era noche cerrada; en Langlin ya no se oían movimientos, por lo que podía suponer que era ya pasada la medianoche. Por suerte, con su padre enfermo había tenido que ocupar obligatoriamente el puesto de líder de secta en forma temporal, pues el pobre hombre ni siquiera podía ponerse de pie para realizar las tareas más nimias...lo cual no había sido obra directa de GuangYao, pero sí un giro inesperado, acorde y satisfactorio del destino que sí había manipulado.

Lo que no le había dejado demasiado tiempo libre para sus demás actividades, lo cual a sus ojos era la única desventaja que veía; no había podido tener un control completo de las actividades que había acometido Xue Yang en aquellos largos días de trabajo, lo que sumado al estrés de las responsabilidades, lo había dejado casi en un estado parecido al de su padre.

Ansiaba aquel poder, pero ahora podía comprender por qué aquel sujeto solía huir de sus compromisos y obligaciones para con la secta.

— Voy a tener que pedirte que me aclares de qué te ríes ahora.

— De ti. Es la tercera bolsa de dulces que te comes en...no sé, 20 minutos.

— No seas exagerado.

— Me importa una mierda lo que comas, el problema es que las malditas bolsas eran mías. Y vas a devolvérmelas.

— Eso es una falacia, yo...

Jin GuangYao realizó un aspaviento con los brazos que intentaba demostrar indignación frente al otro sujeto que simplemente lo observaba con hastío; los ojos ambarinos rastrillaron la superficie de fina madera que había entre ambos, en el despacho de su padre. Incluso se fijaron en los asientos y los sillones que se hallaban un poco más alejados de su posición, el silencio envolviéndolos a ambos. Xue Yang tenía razón; sobre el escritorio había dos paquetes abiertos, delgados y arrugados que daban a entender estaban vacíos...pero lo peor había sido descubrir que la tercera bolsa de la que hablaba aquel delincuente se encontraba en su mano derecha, abierta y a medio vaciar.

— Mierda.

— Y no es sólo eso. Te has vuelto insoportable, más que de costumbre.

— Eso es el estrés, no estoy acostumbrado a la sobrecarga de trabajo.

— Claro. Y el llanto idiota que te dio la otra noche fue por estrés.

— ChengMei, no estás ayudándome, para nada.

Fictober XiYaoWhere stories live. Discover now