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Día 30 - Cementerio

Fictober día 30

Cementerio

Autor: Mizuki Yuki

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El viejo cementerio era un lugar tétrico y sombrío el cual los pobladores preferían evitar. Por su antigüedad no había más cuerpos que llegaran a morar en sus tierras, sólo quedaba el recuerdo que comenzaba desvanecerse en el tiempo de aquellos que yacían desde hace varias décadas atrás en las tumbas que lo integraban.

Las lápidas bellamente talladas en el pasado, hace mucho que habían comenzado a resquebrajarse abriendo paso a la vegetación que como una nueva vida se abría paso en medio de la muerte. Verde sobre el gris, hierbas y musgo.

Las viejas puertas de madera poco podían hacer por detener a los visitantes no deseados, aquellos que en vida no temían enfrentar los misterios que trae consigo la muerte. Como un intento por desalentar a aquellos aventureros se difundieron cientos de leyendas producto de la combinación de la realidad y la fantasía.

Poco a poco el lugar fue quedando en el olvido y las leyendas se desvanecieron como polvo en el viento. Con el pasar de los años la maleza se hizo cargo de desaparecer el rastro del camino que llevaba hacia el viejo cementerio quedando perdido entre el bosque.

La vida continúa como un constante, unos se van otros llegan en un ciclo interminable.

Lejos de las leyendas que aun se contaban para asustar a los niños y persuadirlos de no entrar en el bosque, la calma reinaba en el pueblo y en sus alrededores. Debido a que era una zona rural no había alcanzado gran crecimiento en sus últimas décadas, de hecho en los últimos años los hombres jóvenes comenzaban a verse seducidos por las ciudades en desarrollo que los invitaban a migrar.

Cada persona era apreciada, y siempre encontraría un lugar al cual regresar en el hogar que los había visto crecer, al menos así era hasta que algunos jóvenes se fueron para nunca volver.

Al inicio nadie había sospechado sobre que pudiera estar pasando algo extraño, muchos se iban y perdían el contacto con sus familiares por incluso años. Era normal que fuera difícil para ellos alcanzar la estabilidad en pocas semanas o meses, resultaba común que cambiaran de residencia constantemente en búsqueda de mejores oportunidades, así que por orgullo evitaban enviar cartas a sus familiares que pusieran en evidencia su condición precaria.

Hasta que un buen día un joven que estaba por casarse, aun mes de su boda anunció a toda su familia que se iría del pueblo. Por más que sus familiares habían intentado hacerlo recapacitar, se mantenía obstinado en su decisión, ni siquiera la doncella de la que había estado tan enamorado fue capaz de convencerlo.

La doncella preocupada por su futuro al perder a su prometido, comenzó a sospechar que el motivo de su partida se debía a una mujer que lo había encantado en algún viaje que realizó a la ciudad cercana con motivo de conseguir los trajes de boda.

Después de los infructuosos intentos por persuadirlo, finalmente llegó el día en que el joven partiría. Su familia lo despidió con mucho pesar, sin embargo su novia no estaría conforme hasta descubrir la verdad, así que decidió seguirlo en secreto.

A pesar de que la doncella tenía escasas habilidades para seguir a alguien sin ser descubierta, el joven parecía no tomar importancia en la persona que lo iba siguiendo. Sin contar este detalle que fácilmente podría considerarse una actitud descarada no parecía haber nada raro, hasta que lo vio desviar su camino del sendero que conduce a la ciudad.