Capítulo 17

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"Jonás, ayer estaba ido. Perdona."

"No pasa nada."

"Me pasé la noche mirando el mapa de Londres. Hay mil sitios que quiero enseñarte. No sé si nos dará tiempo a todo."

"Pues parecía que necesitabas dormir."

"Ya. Ya dormiré cuando estemos allí."

"Guay."

"Oye, voy a estar muy liado estos días, pero escucha, ten claro que me muero de ganas de que sea lunes, de ir a buscarte y de que cojamos ese avión, ¿eh?"

"Vale."

"No pienses nada raro porque no te escriba o no te llame. No lo pienses, por favor."

"Tranquilo."

"Vale."

"Ago y Raoul se han empeñado en llevarnos al aeropuerto."

"Vaya mamás gallina te has buscado. Me parece guay. Yo también querría verte embarcando."

"¿Entonces les digo que sí?"

"Claro. Te veo el lunes, elfito pecoso e indie."

***

Cinco días más tarde, Jonás contemplaba como Miki dormía plácidamente a su lado desde el asiento 9F del avión que lo llevaría a Londres por primera vez. Miki había cerrado los ojos justo después del despegue, tras asegurarse de que Jonás se encontraba bien y de verle la cara cuando dejaron de pisar tierra. Ya antes, al despedirse de Raoul y de Ago en la cafetería del aeropuerto, había pasado un buen rato poniendo un montón de su parte para que todo volviera a la normalidad. Le pidió que le explicara otra vez lo de Carlota y su familia, le preguntó si le había jodido mucho enterarse de las notas de los exámenes de Lengua y de Inglés, Jonás le preguntó a él por qué sabía esas notas y Miki le contestó que había ido al instituto a verlas. Después, mostró una de sus sonrisas, le contó alguna anécdota más y Jonás dejó de tener miedo a que ese viaje resultara incómodo para alguno de los dos.

No obstante, en ese momento, mientras lo observaba dormir —y admiraba sus facciones sin temor a ser descubierto—, Jonás volvió a notar la palidez de su piel, las ojeras y la mandíbula marcada. Confirmó lo que ya sospechaba: que Miki había pasado un mes casi tan malo como el suyo. Sacudió la cabeza preguntándose el porqué.

Se fijó de nuevo en su rostro y, sorprendido, vio que Miki también tenía algunas pecas. Tuvo que hacer un esfuerzo inmenso para no acariciarlas. De pronto, le asaltaron dudas sobre si estaba haciendo lo correcto o no, pero las desechó al instante. No quería amargarse el viaje, así que prefirió centrarse en que viajar en avión era la hostia.

Miró otro rato por la ventanilla. Se puso los cascos y comenzó a escuchar música. Cerró los ojos y los volvió a abrir. Miró las cabezas de la gente, el mar, a Miki... el mar.

Cuando sonó un pitido y se encendieron las luces de los cinturones, Miki parpadeó. Los ojos de ambos se encontraron.

—¿Ya vamos a aterrizar? —preguntó con un bostezo—. Lo siento, me quedé frito.

Jonás sonrió.

—No pasa nada.

—¿Te ha gustado el paisaje?

Volvió a bostezar mientras esperaba a que Jonás dijera algo.

—Era agua —le respondió él con la intención de bromear.

LO QUE ERESWhere stories live. Discover now