Capítulo 10

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Estar en México era genial; la gente era muy cool conmigo, nunca me pasó nada malo, me respetaban y era lo más genial de la vida. En mi day off decidí que era tiempo de contarle a alguien cómo diablos es que me sentía. Así que se lo conté a mis nuevos amigos (Fátima, Leonardo y Diego), los cité en mi departamento; mis tres nuevas amistades amaban a los gatos, así que no hubo el mayor problema con tener a Hades como nuestro acompañante. En cuanto entraron a mi departamento, les ofrecí botanas y un vaso con Coca-Cola.

Comencé a platicar con ellos sobre lo mucho que me encantaba estar en tan bello país como lo era México, pero a esas 3 personas (Fátima, Leonardo y Diego) pareció no agradarles tanto que me gustara vivir en México.

—Es porque vives aquí en donde vives, eres blanco y extranjero; ¡obviamente te van a tratar bien por ser así de privilegiado! —el primero fue Leonardo y tuve que admitir que me dolió su comentario.

—Si vivieras en otras colonias un poco más en la periferia o fueras de otro lado que no sea en la zona más Fifí de la Ciudad, créeme que no pensarías lo mismo —Diego también estaba comportándose muy molesto.

—Si supieras cómo es que la gente trata a la gente que no es tan blanca como tú…, créeme que comprenderías un poquito más la situación —ahora Fátima, parecía que hicieron sus propios diálogos

—¿Por qué hay tanto odio en redes para su propio país? — vi que muchas personas publicaban que por favor las sacaran de Latinoamérica, pero la verdad era que a mí me gustaba vivir en México por ser un país tan rico y bello—. En alguna ocasión vi que muchas personas, jóvenes en su mayoría, comentaban que querían salir de Latinoamérica. Todo esto pasó en redes sociodigitales.

—Es que no conoces la situación, Louis Gerald —y Diego tenía razón—. ¿Ves noticias? —asentí con la cabeza—. Pero de México.

—No, ignoro muchísimo acerca del tema y lo sé —me dio mucha pena admitir que no veía noticias del país en donde habitaba y me sonrojé un poco—. Lo siento mucho, gente, veo más las noticias de mi país.

—Quiero estar de tu lado, Louis, pero no puedo —le agradecí a Fátima por intentar defenderme.

—Supongo que no supiste del caso de aquellos crímenes en donde asesinaron a dos hermosas chicas; ambos casos fueron feminicidios que se pusieron muy de moda por la gravedad del asunto —negué con la cabeza—. Como cualquier gringo —habló por lo bajo.

—No me juzguen solo por no ser mexicano.

—Hasta un Whitexican sabría sobre esos casos porque fueron muy comentados en el país.

—¿Cuándo fue eso? —tal vez yo solito cavaba mi propia tumba.

—En abril y ya estabas aquí en México, ¿o no? —golpe bajo, Diego.

—No veo noticias, perdón —y es que eso sí era cierto; yo no veía noticias. Todos empezaron a decirme que era un «maldito blanco privilegiado adinerado».

—Salió hasta en las redes sociodigitales, en serio no sé cómo no pudiste verlo o enterarte de los casos —Fátima habló por encima de la discusión—. ¿No se supone que ves muchas redes y que por eso sabes que muchos jóvenes no quieren vivir en México?

—Eso lo vi hace años, cuando yo estaba en Apple White y ahorita casi no veo mis redes sociodigitales por lo mismo de mi carrera musical.

—¿En dónde? —preguntó Leo, y Fátima tuvo que decirle que ese era el nombre de mi escuela—. Maldito Whitexican de mierda.

—Él no es Whitexican —Fátima sí parecía estar de mi lado—. Y ya bájale a tus humos, por favor.

—Tienes toda la boca llena de razón, Fátima —por lo menos Leo admitía que yo no era eso que juraba que era—. Es mucho más que eso —o tal vez no.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now