Capítulo 14

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Eran ya las ocho de la noche, mamá llegaba a las ocho con treinta a casa (según recordaba), así que me despedí de Lezley, Candy, Ryck (a este lo abracé muchísimo; no sé por qué de la nada me pareció muy guapo) y Logan, tomé mis maletas y me fui caminando a mi casa. Ventajas de Itaville: literalmente podías caminar a donde quisieras ir (debido al tamaño de la ciudad); pero la escuela seguía quedando bastante alejada de cualquier sitio (incluido el parque Orange); aunque no lo pareciera.

Tomé mis maletas y me fui directo a la casa de mis padres (una de mis casas estaba en México y otra en París; aunque, considerando todo bien, probablemente vendería la casa de París para quedarme con la de México y muy probablemente también hubiera vendido la casa de México para comprarme una en Estados Unidos; o la vendería cuando tuviera una casa en Estados Unidos). ¿Qué habría pasado con Hades? ¿Qué estaría haciendo?

—¿Hola? —decidí llamar a Fátima para ver si Hades estaba bien, ella me respondió el saludo y decidí no entrar en muchos detalles, ella no pudo mudarse; aunque sí accedió a ir a mi departamento cada dos días para limpiar su arena, bañarlo y rellenar su bowl de croquetas (se portó muy bien, ya que le compró su propio bowl para poner sus croquetas; no encontró el mío, así que tuve que hacerle una transferencia bancaria para pagarle por el favor)—. Estoy muy agradecido contigo por lo que has hecho por mí hoy y lo que harás el resto del mes —me dijo que no me preocupara por nada y que adoraba a Hades. Me imaginaba a Fátima con Diego y Leonardo en mi departamento viendo alguna película en alguna plataforma de Streaming, bebiendo alcohol y haciendo cosas de adolescentes de su edad (19 años, cada quien; yo tenía 22, ya era un anciano para esas amistades).

Volví a casa de mi madre (era su casa, ella la compró con su salario; la mayor parte, David Train; lo llamé así durante un rato por lo que le hizo a mi mamá, también tuvo que poner buena parte de su salario) y del imbécil que se hacía llamar mi padre (sí, tal vez referirme así de él estaba mal; pero le fue infiel a mi mamá, se lo merecía). Golpeé la puerta y esperé a que alguien fuera a recibirme.

—Hola, ¿tú quién eres? —una señora regordeta y de alta edad me recibió.

—Buen día, soy Louis Gerald Train —me presenté y la saludé amablemente—. El hijo de la señorita Theresa Brown —tras decir su nombre, ella supo a quién era yo.

—Eres el hijo pródigo; mis nietos son grandes fans tuyos

—¿Dijo nietos? —sin previo aviso y sin permiso, Marcus Miller llegó a la puerta de la casa de mi madre—. ¿Qué edades tienen? ¿Son guapos? ¿Extranjeros residiendo en América?

—¿Tú qué haces aquí? —lo miré con cierto disgusto, mientras mis ojos paseaban de arriba abajo su cuerpo; lo trabajó muy bien—. ¿Y por qué estás hablando?

—Año sabático —encogió los hombros—. ¿Y sus nietos vienen por aquí muy seguido?

—Eso no te incumbe, pequeño pillo, ¿y por qué me estás hablando? —la mujer; la que yo asumí que era la ama de llaves, le respondió con una enorme sonrisa y lo invitó a que guardara silencio; aunque también le preguntó lo mismo que yo le pregunté a Marcus—. En cuanto a ti —me señaló—. Pasa, cariño. Adelante y mejor pasa rápido porque ya va a llover.

Marcus también estaba a punto de pasar, pero la ama de llaves de mi madre se lo impidió porque no lo conocía y por lo menos ella sabía que yo era «el hijo pródigo».

—Soy su mejor amigo, ¿qué pasa? ¡Louis, di algo, por el amor de Dios! —me quedé callado—. ¿Esto es por el comentario hacia sus sobrinos? ¡Dios, supérelo y déjeme pasar! —se mantuvo unánime ante las órdenes de Marcus Miller; guau, el viejo Marcus habría hecho un verdadero berrinche, gritado o ponerse a llorar y patalear cual niño chiquito. Menos mal que cambió.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now