Capítulo 15

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—¿Qué cosas dices? —Jessie y yo nos sobresaltamos cuando escuchamos que Marcus quería tener sexo conmigo.

—Es mi secreto más grande, : yo siempre he sido alguien muy dominante y Louis me complacía desde el inicio de nuestra amistad. Haciendo lo que yo le pedía que hiciera sin quejas y esas cosas —¿por qué la gente pensaba que sí era un chico muy complaciente? Tal vez sí lo era. Tal vez sí lo fui, hasta con Richard.

—Lo hacía porque tenía problemas de autoestima, Marcus. Y tú lo sabes —no me lo podía creer que lo que Marcus nos decía era en serio.

—Y apuesto a que así eres con Richard Vallaj, ¿verdad que sí, Louis? —Marcus soltó una carcajada enorme, haciéndome poner una mirada fría.

Al poco rato, tomamos la decisión de cambiar de tema y, cuando anocheció, decidimos separarnos e irnos a nuestras casas. «Tengo una plática pendiente, y muy seria, con mamá», pensé.

Y es que sí, mi mamá y yo teníamos una plática pendiente sobre por qué estaba besando a David Train y por qué seguía viviendo en su casa. Quiero decir, eso me lo explicó cuando dijo algo que tenía razón: en esa casa se vive con dos salarios y no sólo con el salario de mi mamá (que nunca fue malo, pero tampoco fue un salario para llevar la vida de Jessie, Marcus o del mismísimo Richard Vallaj).

Esa parte sí la entendí a la perfección, sin embargo, ella no quería, se negaba, que yo le enviara unos cuantos billetes. Claro que lo entendía porque mi economía no era tan buena y tenían que ser muchos pesos para que pudiera enviarle diez mil dólares (o mucho más, tal vez pude haberle pedido prestado a Richard; pero me negué rotundamente a pedirle dinero prestado a mi novio).

Volví a casa de mamá y me dispuse a esperar un poco por si ella no estaba en casa, me comentó por un mensaje en WhatsApp que a veces salía a distraerse y relajarse un poco. Supuse que lo necesitaba después de ver a David besando a otra mujer en su oficina. De verdad odiaba a David Train, lo odiaba; odiaba su voz, sus preguntas tan imbéciles, odié cada cosa que hacía (fuera buena o fuera mala), no soporté estar en esa casa ni un solo segundo más, ¿la buena noticia? Gracias a Marcus nos fuimos al centro comercial y, a pesar de haber tenido una pelea sin resolver (seguía debiéndome muchísimas explicaciones), nos encontramos con Jessie Jones. La pasamos genial y todo fue gracias a ella.

La lluvia no me dejaba pensar con claridad, así que golpeé la puerta, esperando a que el ama de llaves me recibiera en la casa de mamá y David.

—Hola, Louis Gerald —David me abrió la puerta, me quise morir—. Pasa, creo que tenemos que platicar sobre un tema.

—No me dirijas la palabra —me encontraba lleno de ira-. De ser posible, nunca en tu vida lo vuelvas a hacer.

—Por favor —resopló—. Actúas como un niño chiquito y ya tienes, ¿qué? ¿22 años?

—Ni siquiera te sabes mi edad, ¿cuántos hijos tienes? ¿Eres un maldito marinero que tiene hijos en cada país que visita? ¿O eres árabe y tienes hasta 7 esposas con muchos hijos en el mismo país? —me enojé muchísimo.

—Por el amor de Dios, ya cállate, ¿no pudiste aprender a callarte, cuando alguien te lo pide, en estos años en que estuviste fuera? Creo que debimos darte más nalgadas cuando eras pequeño, así hubieras aprendido —parecía que su propósito era hacerme enojar cada vez un poco más.

—Hay que callarnos los dos, creo que nunca vamos a estar de acuerdo en nada.

—Bien, ¿vas a pasar o te quedarás ahí de pie, como idiota, bajo la lluvia? —¿me había insultado?

—¡Fíjate como me hablas, David! —no me percaté que una vecina de mamá y David había pasado cerca de donde nos encontrábamos.

—¿Todo en orden, David? —la señora Williams, una amable mujer con cabello negro azabache, piel blanca, un par de pecas en sus mejillas y vestida con un elegante vestido de noche, se acercó al pórtico; que es donde estábamos discutiendo David y yo.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now