Capítulo 16

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Dormí bien esa noche, no tuve ni sueños buenos ni sueños malos; pésimo todo. Lo que sí pasó, fue que me desperté temprano y abrazado a un oso de felpa que medía aproximadamente un metro y medio; sí, aún dormía con peluches (¿acaso no era lo más normal del mundo?). Pero me imaginé que el oso era el mismísimo Richard Vallaj.

Sonreí después de haberlo pensado y coloqué al oso frente a mí, empecé a mirarlo con mayor atención: era un oso de felpa muy bonito, color café y estaba desnudo; pero yo decidí ponerle una vieja pijama mía que seguro le quedaba muy bien al osito Teddy. Tras haberlo vestido, volví a recostarme en la cama, estiré mis brazos con el osito frente a mí (incluso pensé en besarlo; tal vez desarrollé codependencia emocional por Richard Vallaj).

—¿Debería sentirme amenazado o celoso porque le estás haciendo ojitos a tu osito Teddy y al parecer ya estás a punto de besarlo? —al escuchar su voz, aventé al osito Teddy al otro lado de mi cama y me lancé hacia él—. También te extrañé, Louis Gerald.

—Es tan bueno que estés aquí, Richard, yo ni siquiera me he arreglado —no tenía cepillados los dientes (ni el cabello), seguía en pijama y sin maquillaje (solo me ponía un poquito de rubor)—. Si me disculpas, iré a cepillarme los dientes para darte un beso de buenos días y de bien… —no, Richard no pudo esperar a que cepillara mis dientes y decidió lanzarse a besarme, yo me aparté al instante porque eso simplemente era asqueroso y no era bueno para la salud de ninguno de los dos—. Déjame cepillarme, ¡me da asco besarte con mi boca apestando como a hocico de dragón!

—¿Disculpa? ¿«Hocico de dragón»? —Richard soltó una gran carcajada bastante sonora, siempre era un placer escuchar su risa—. Es buena, la voy a usar cuando no quiera besarte por la misma razón que tú.

—¡Qué gracioso eres, Richard! —fingí una risa—. Voy a darme una ducha, cepillarme los dientes, desayunar y vestirme; también quiero que conozcas a mi mamá y a David.

—¿David es tu papá? —olvidé mencionarle que dejé de referirme así de él desde que llegué.

—Sí, es solo que ya no me refiero así de él por lo que le hizo a mamá, tú sabes de lo que habló —pero ya se lo había dicho.

—Sé de lo que hablas, es solo que me duele que no consideres que es tu papá. Y hablando de eso… Ya conocí a la señorita Theresa Brown y al señor David Train; ¿quién crees que fue a abrirme la puerta y me invitó a desayunar hot cakes con café caliente, café helado, té helado de menta o una malteada de vainilla? —describió justamente lo que mamá haría.

—Supongo que conociste a mi mamá, ¿no?

—A tu papá, de hecho —¿que David Train hizo qué cosa?—. En realidad conocí a tu madre y a tu padre; pero tu papá fue el encargado de abrir la puerta de entrada cuando llegué, él fue quien me invitó a desayunar hot cakes con café caliente, café helado, té de menta o una malteada de vainilla; elegí esta última. Tu mamá salió al hospital a hacer una operación.

—Tiene lógica —yo aún seguía sorprendido.

—¿No te vas a vestir o algo? —Richard me inspeccionó cada parte de mi cuerpo con la mirada.

—Solo dame un segundo, ¿es urgente para ti? —me acostumbré a tardarme, más o menos, media hora en arreglarme; ducharme, vestirme, cepillarme los dientes, peinarme y ponerme un poco de rubor en mis mejillas

—Sí —¿por qué?—. ¿Recuerdas lo que te prometí que haríamos cuando consiguiera un empleo…

—…aunque sea de vendedor de hamburguesas en un maldito McDonald's, Richard? —terminé su oración por él, leí tantas veces las cartas de despedida que las recordaba a la perfección; ¿fue algo enfermizo haberlas memorizado? No, no creo.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now