Capítulo 13

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Oficialmente Richard Vallaj y yo, Louis Gerald Train, ya éramos una pareja; me puso bastante feliz ese hecho porque, lo voy a decir, entre Richard y yo había un vínculo irrompible desde la primera vez que nos encontramos en junio del año 2020; el año donde el mundo se fue a la mierda por la maldita pandemia que nos tocó vivir. Y hablando de eventos desafirtunados. Me vacunaron contra el virus del covid-19; tres dosis, gracias a esto fue que nunca me infecté de covid.

Tras terminar de hacer mis cosas que hacía diario (comencé a hacer rutinas de ejercicio porque me empezaba a ver un poco más gordito; aproximadamente unos 3 kilos más de mi peso ideal, y, aunque no tenía problemas con mi peso, me puse a pensar que podría lucir un poco menos atractivo para mi novio Richard Vallaj; cielos, ¡qué fantástico sonaba decirlo en voz alta!). Como decía: tras terminar de hacer todos los pendientes que tenía, caí en la cama bastante rendido y caí en un profundo sueño; pero mi tono de llamada me despertó apenas un par de horas después de ir a la cama.

—¿Hola? —sí, era mi mamá y sonaba aún más triste de lo normal, estaba llorando y eso no era algo que fuera común en ella—. ¿Mamá? ¿Todo bien?

—Tu papá me fue infiel —¡no es cierto! ¡Estúpido bastardo! ¡Dios mío!—. No sé cuántas veces lleva haciéndolo, solo sé que necesito unas palabras de apoyo —escuchar a cualquier mamá sollozar era algo que no se le deseaba ni a tu peor enemigo, ella se escuchaba fatal y no era justo. La señorita Theresa Brown se merecía el cielo entero y todo lo bueno de la vida. Me referí a ella por su nombre de soltera, porque dejé de considerar a David Train como mi padre.

Seguí escuchando a mi mamá mientras les escribía a mis compañeros de mi trabajo que no me presentaría en un mes; sí, me amenazaron y tal vez perdí mi empleo con la disquera; pero eran problemas personales y debían entenderlos (sí, ¡eran problemas personales que necesitaban arreglarse ya!). Y, tras escribirles, comencé a buscar el vuelo a Chicago más próximo. Decidí viajar en una agencia de viajes muy segura y con buena reputación; además de contar con un precio accesible, el vuelo más próximo podría ser a las 9 am y costaba menos de diez mil pesos mexicanos; pero si quería un vuelo rápido serían más de diez mil y menos de catorce mil pesos mexicanos; no contaba con ese dinero, así que elegí el vuelo de $9,688 por un mes de viaje.

—Encontré lápiz labial color carmín en la camiseta de tu padre, además de también haber encontrado cabellos rubios en su saco —mi mamá estaba llorando y sollozando porque no podía creérselo. Solo que había una incongruencia ahí, así que solo dije:

—Ah, oye mamá —olvidó algo, la incongruencia de la que hablé—. Tu cabello también es rubio y tú usas lápiz labial color carmín.

—No quieres hacerme Gas Lighting en este instante, jovencito —mi mamá me comenzó a platicar que ese día no usó lápiz labial ese día y que llevaba teñido su cabello de rojo desde hacía un mes (más o menos) antes de la llamada (julio)—. Eso fue la primera vez.

—¿Hubo más?

—Sí, dos veces más y la más reciente fue hoy: fui a su despacho, porque olvidó la cena, y me encontré a una señorita sentada en las piernas de tu padre mientras le daba respiración de boca a boca.

—¿«Respiración de boca a boca»? —mamá refunfuñó.

—Se estaban besando, solo quise usar un eufemismo, Louis Gerald.

—Pedí un vuelo, sale mañana en la mañana y llego allá a la una de la tarde, mamá.

—¿Que hiciste qué cosa? —luego de regañarme y decirme que no era necesario que fuera a verla; le dije que ya estaba hecho el pago y que eran aproximadamente menos de quinientos dólares estadounidenses—. Cariño, no debiste hacerlo, estaré bien; solo necesitaba desahogarme con alguien y tú fuiste mi primera opción.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now