Enemigo

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Dicen que el desayuno es la comida más importante del día. A mi me parece la más divertida porque puedes comer lo que quieras, sobre todo si eres una de las primeras en llegar al Gran Comedor.

-Que madrugadora -dice Regulus sentandose en frente mía.

-¿Qué haces aquí? -pregunto con un humor de perros.

Lo sé, no tengo buen despertar. Creo que debería empezar a colgarme un cartel en la espalda que ponga "No me hables en las próximas cuatro horas".

-Desayunar.

-Me refiero a qué haces aquí sentado. Siempre estás con tu grupito.

-Así que te fijas en mis compañías. Interesante...

Le lanzo una rebanada de pan que esquiva sin problema.

>>Al contrario de mi, tú siempre estás sola.

-Me gusta estar sola.

-Eso es mentira.

-No lo es.

-A todos nos gusta estar con alguien, pero no estamos cómodos con todos.

Tal vez tenga razón. Todos me parecen tan mezquinos que prefiero no relacionarme con nadie... menos con Regulus. También es cierto que fue él quien empezó a hablarme.

>>¿En qué piensas?

-En nada.

-¿En qué se piensa cuando no se piensa en nada? -no respondí-. Normalmente me estarías dando la chapa con un discurso digno de Dumbledore, pero hoy estás callada, muy callada.

Como seguí sin responder, Regulus se metió debajo de la mesa, se sentó en el suelo y apoyó sus brazos y cabeza en mis rodillas mirandome desde abajo.

>>¿Por qué dudas?

-¿A qué te refieres?

-No confías en mi -me volví a tapar la frente-. No te leí la mente.

-¿Cómo sé que no me mientes?

-Te conozco más de lo que crees -sonríe-. Llevamos juntos más de cinco años, y te observo todos los días desde que te vi por primera vez.

-Así que eres mi acosador personal -río.

Entonces me sujetó de los tobillos y tiró de mi hasta estar sentada sobre él, debajo de la mesa.

NO ESTUVE MÁS ROJA EN MI MISERABLE VIDA COMO EN ESE MOMENTO.

Lo peor es que intentaba zafarme, pero me retenía. No deja de tener más fuerza que yo... pero normal, con esos músculos...

>>Si nos ven así, nos tendrán limpiando letrinas un mes.

-Correré el riesgo -responde sonriendo-. Solo quiero que entiendas que no estoy jugando contigo.

-¿Seguro que no me lees la mente? -pregunto con desconfianza.

-Te contaré un secreto -susurra-. Eres la única persona a la que no le leo la mente. Podría hacerlo, pero estás tan loca, que perdería mi cordura -ríe-. Y quiero conocerte de otra forma. Quiero llevarme sorpresas con cada cosa que digas, que tengas privacidad si no quieres contarme algo... quiero que confíes en mi.

Me quedé de piedra ante esa confesión. No sabía si me mentía o no, pero de vez en cuando hay que arriesgarse.

>>No le hables de esto a nadie. Soy reservado en expresar mis sentimientos.

-¿Con cuánta gente eres así?

-¿Tú qué crees? -levanta una ceja-. Ahora, si me disculpas -me tira a un lado-, tengo que ir a clase.

Se desliza de nuevo hasta salir de debajo de la mesa y le veo alejarse.

-¡PODRÍAS AYUDARME! -grito asomando la cabeza por encima de un banco, pero no me hace caso-. Capullo -susurro-...

-Prayed.

-AAAAAHHH, JODER, QUE SUSTO.

Detrás mía, sin haberme percatado de su presencia, estaba Severus.

-Deja de gritar, eres demasiado escandalosa.

-Acabas de darme un susto de muerte, maldito insensible.

-Que exagerada.

-¿Qué quieres?

A algo habrá venido, ¿no? Como me haya asustado por puro placer, planearé mi venganza. Sé cosas suyas que nadie más sabe.

-Aléjate de Regulus.

-Y una mierda.

-No le gustan las sangre sucia -sonríe cínicamente-. ¿Qué pasará cuando se entere de que eres adoptada?

No me había parado a pensar en eso. Sé que Regulus odia a los sangre sucia o los mestizos, y yo no sé quienes son mis padres. Pero como ya dije...

-Tú también estás muy pegado a Regulus -llegó la hora de ser una serpiente-... ¿Qué pasaría si se enterara de que tu padre era un muggle?

Se quedó más pálido de lo que era. Se acercó amenazante y me agarró por la corbata.

-Ni se te ocurra decir nada de esto a nadie, ¿entiendes? A nadie.

-Mira como tiemblo.

-No seré tu enemigo si no me haces serlo.

Le di un puñetazo en el brazo haciendo que me soltara.

-Tengo información que puede hundirte. Serías el hazmereir, el apestado... no creo que quieras que Slytherin se enterase, y mucho menos James Potter.

-Ni se te ocurra.

-Pues no me amenaces -sonrío-. No te aconsejo ser mi enemigo. Adiós, Snape.

Regulus Black y tú [COMPLETA]Where stories live. Discover now