Torre de Astronomía

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En realidad Regulus no dejó de preguntarme, así que tuve que contárselo. Habíamos quedado en la torre de Astronomía a medianoche. Para eso faltan 5 minutos, voy von la hora pegada al culo como siempre. Cuando llegué, él ya estaba ahí entretenido con un telescopio.

-Aún no entiendo cómo te entretienes mirando puntitos brillantes.

-También me entretengo contando tus lunares -se acerca y me da un beso-. Mira esto.

Puse el ojo en la mirilla. Lo único que veía eran puntos brillantes. Aunque a mi me pareciera una chorrada, intenté ponerle interés porque a él le gustaba.

-¿Cuál es?

-Se le conoce como Perseo, aunque su nombre en latín es Perseus. Mira esta otra -orientó el telescopio hacia otro lado y volví a mirar-. Esa es Casiopea, Cassiopeia en latín. ¿Te gustan?

-No están mal.

Me apoyo en la barandilla y él me imita.

-Son los nombres que tendrán nuestros hijos -sonríe.

Solo suelto un amago de sonrisa, aunque más bien es una mueca.

>>¿Qué te pasa? -pregunta preocupado.

-No quiero que te enfades por no decírtelo antes, pero... no puedo tener hijos.

Su cara fue un poema. Supongo que esta información es difícil de digerir, pero tampoco quería darle tantas vueltas. A veces es mejor decir las cosas directamente.

-¿Estás segura?

-Eso dijo el ginecólogo cuando me llevaron a la primera cita.

-No te fíes de los muggles -me abrazó y besó mi frente-. Buscaré una solución, te lo prometo.

-No hay ninguna.

-Entonces haremos muchos intentos -ríe.

Me quedé viendo el cielo. La luna era una fina línea en forma de C.

>>Las estrellas que ves cada noche, son estrellas que están muriendo.

-¿Quién le puso nombres a unos puntos a millones de años luz de aquí? Seguro que se aburría mucho.

-No lo sé -se notaba tristeza en su voz-. Vamos para dentro, está refrescando.

Fuimos a la habitación. Hoy quería dormirme temprano, pero solo me quedé mirando al techo hasta no sé qué hora mientras Regulus y Severus dormían. Eran las 6 de la mañana cuando me desperté al escuchar las voces de mis compañeros. Provenían del baño.

-¿Que no puede tener hijos? -era la voz de Severus-. Pero lo dijo un muggle.

-No sé qué hacer, no se me ocurre nada  -ese era Regulus, creo que está llorando-. Cada vez que se trata de ella, me siento un inútil -rompió a llorar.

-No te derrumbes, seguro que consigues algo.

-No lo entiendes... estoy cansado. Siempre hay algún problema. ¿Es que no puede ser feliz?

-Encontraremos algo.

Escuché como volvían a las camas. Regulus se tumbó detrás mía y me abrazó. Tenía la respiración agitada.

-No me preocupa no tener hijos -mentí, pero necesitaba que se calmara.

-Te preocupa, lo vi en tus ojos. Pero tranquila, tengo una persona que puede ayudarme.

-¿Quién?

-La conocerás este verano.

-¿Por qué en verano?

-Porque vendrás a mi casa. A mi madre le gustaría conocerte... y tengo una sorpresa.

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Sé que es cortito, pero es mejor que nada.

Regulus Black y tú [COMPLETA]Where stories live. Discover now