Los secretos de Regulus

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Me quedé en la habitación con Kreacher. Estaba sentada en la cama mirándole fijamente al igual que él a mi. No tenía muy claro como "entretenerme".

-Kreacher.

-Sí, mi ama.

-¿A dónde fue Regulus?

-No se me permite dar esa información.

-Tienes que decírmelo. ¿Está en peligro?

-Es posible.

-¿Qué está haciendo?

-Sirve al señor oscuro.

Con esa pregunta me cercioré de que lo único que el elfo no puede decir es a dónde ha ido.

-¿Cuál es su misión actual?

-El amo Regulus quiere recobrar la confianza de aquel que no debe ser nombrado.

-¿Cómo?

-Cuidando parte de su alma.

-¿Alma? -dudé-. Eso no tiene sentido. No es su guardaespaldas.

El elfo empezó a golpearse la cabeza contra la pared y tuve que pararlo.

>>Tranquilo, tranquilo.

-No debo hablar de esto.

-Quiero que me lo cuentes.

Se quedó en silencio lloriqueando hasta que por fin volvió Regulus horas más tarde.

-¿Qué le has hecho a mi elfo?

-Me debes una explicación -me cruzo de brazos.

-¿De qué hablas?

-¿Por qué quieres seguir en esa secta?

-Es mi deber.

-Tu deber puedes dejarlo, nadie te obliga a hacerlo. ¿No te das cuenta de todo lo que arriesgas?

-Deja de meterte en mi vida. Ya te dije desde un principio que no debías meterte en mis asuntos.

-Empiezo a creer que tus asuntos son más importantes que yo.

-Felicidades, aprobaste adivinación -se tira en la cama.

-¿Te das cuenta de que estás siendo cruel?

-Pareces decepcionada -alza una ceja-. ¿Qué te esperabas?

-Creí que quizá habrías meditado y...

-¿Y que lo dejaría todo? -se levanta-. ¿Que cambiaría por ti? -y se acerca-. Ya te dije una vez que soy el mismo de siempre. Si me quieres así, puedes quedarte, y si no, te aconsejaría que te largaras.

Esas palabras me acaban de reventar hasta la última arteria de mi cuerpo. Me congelé. Tenía ganas de pegarle un guantazo, pero no le haría daño ni aunque me lo propusiera. Es más fuerte que yo, y la única que se arrepentiría del golpe sería yo por el cargo de conciencia.

Cogí mi almohada y bajé a la sala común. De ahí salí al baño de las chicas donde vi durmiendo en el lavabo el fantasma de Myrtle la llorona.

Me senté en uno de los retretes del final y grité amortiguando el ruido en la almohada. Cuando me la quité de la cara, vi a Kreacher.

-Vete -me sequé las lágrimas-, quiero estar sola.

-Mi ama...

-Ya no seré tu ama. ¿No oiste lo que me dijo Black?

-El amo Regulus me pidió que te encontrase.

-No le digas que estoy aquí, por favor.

-Me ordenó decírselo.

¿Dónde mierda me he metido saliendo con Regulus? Nunca llegué a pensar ni el 20% del riesgo que tiene ser su novia.

-Haz lo que quieras, Kreacher... ya me da igual todo. Joder...

Me levanté de la letrina para abrirla y vomitar.

-¿Se encuentra mal? ¿Quiere que avise al amo Regulus?

-No -toso-, estoy bien -tiro de la cadena-. Esto es una mierda -Kreacher me miró atentamente, parece que estaba esperando una explicación-... tengo un problema -admití-. Estoy embarazada y no sé qué hacer.

El elfo se acercó y me abrazó. Adoro a ese bicho feo.

>>Esto es la ilusión de Regulus, pero ya no quiere saber nada. Ni siquiera sé cuando me dijo la verdad y cuando no. Voy a hablar con Madrame Pomfrey y voy a abortar.

-No lo haga, mi ama. Si me permite el atrevimiento, debería meditarlo con calma. El amo me llama.

El elfo se desvaneció.

-¡MIERDA! -grité.

Olvidé decirle a Kreacher que no le mencionase nada de esto a Regulus. Ya la cagué.

-¡CIERRA LA BOCA! -grita Myrtle-. LA ETERNIDAD ES AGOTADORA Y NECESITO DORMIR.

Regulus Black y tú [COMPLETA]Where stories live. Discover now