Hasta los calderos gimieron

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Pues claro que quiero probar. Soy virgen, no estúpida. Bueno, un poco sí que soy porque no sé que hacer en este tipo de situaciones. Y eso de que tu novio sea el semental del colegio...

-Si me haces daño te pego.

-Soy un hombre, no un caballo.

Aquí la yegua soy yo, que me vas a poner a cuatro patas.

>>Y si te duele te jodes.

-¡Eso no es justo! -me quejo.

-Tú no paras cuando me muerdes como un gato rabioso.

-Eso es distinto.

Ambos nos quedamos en silencio. Los dos queríamos empezar, pero que el otro diera el primer paso. Siempre es él quien toma la iniciativa... aunque esta vez tomé yo las riendas. Esto de poner caliente a alguien no es cosa fácil.

Empecé... bueno, empecé flojo. Simplemente le besé despacio como nos gusta a ambos y le arañé el cuello. Después se puso en marcha. Se quitó su camisa por la cabeza y empezó a desabrochar la mía. En ese instante tuve miedo a una posible incomodidad, me disgusta que me manoseen los pechos, y se me caería la cara de vergüenza si me quitase más ropa de la necesaria. ¿Qué diablos pensaría?

-Relájate -susurra-. No pienso tocarte donde tú no quieras -pega su torso desnudo al mío-. Confía en mi.

Sí a todo menos al divorcio.

Siguió pegándose más, y cuando estuvimos sin ningún margen de distancia, empezó a deslizarse haciendo que me estremecira.

Volvió a deslizar su mano bajo mi falda y la levantó un poco. Sus dedos volvían a jugar con el borde de mi ropa íntima y cada vez se acercaban más a su destino. Entre tanto iba dando pequeños mordiscos deslizándose sobre mi torso hasta llegar a mi cadera.

-¿Q-qué...?

Me obligó a abrir las piernas... pero como no hacerlo si este Dios de Dioses te guiña un ojo. Es que incluso las bragas se bajan solitas. Las apartó hacia un lado y puso la sonrisa más pervertida y satisfactoria de toda la existencia.

-¿Depilada?

-Si la tiene depilada, la tiene ocupada.

-No quiero saber dónde oíste eso -ríe.

En apenas un segundo, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo. Regulus lo notó, por eso me sujetó la mano y no salió de entre mis piernas.

Disfrutaba con cada roce de su lengua. Me estaba aguantando, pero al final no pude evitar soltar un suspiro que satisfajo a Regulus. Me tapé la boca por mera inercia... ¡mala idea! Paró, se incorporó y me besó con fuerza.

Los nervios me comían por dentro cuando se desabrochó el pantalón. Lo vi de reojo. ¿Se supone que tengo que hacerlo yo ahora? ¿Se me dará bien? ¿Disfrutará o solo fingirá? Vamos a comprobarlo.

Bajé de la mesa, cuando me iba a arrodillar, me sujetó fuerte y me dio la vuelta quedando de espaldas a él. Hizo que me pegase a él a la vez que me reclinaba sobre la mesa. Terminé apoyada sobre mis codos y con su miembro rozando mi delicada vagina.

>>Avísame -se va introduciendo- si quieres -retrocede- que pare.

Fue deslizándose dentro de mi. Al principio escocía, después noté un desgarro por la dilatación, y por último un cosquilleo.

-No pares -susurré.

-Dilo otra vez.

Comenzó a moverse más rápido. Mis uñas arañaban la mesa, cuando lo notó, con una mano entrecruzó sus dedos con los míos y con la otra me apretó contra él.

Empezó a gemir, yo me mordí los labios, y aunque no lo viera sí que lo notó porque de mi boca salieron sonidos placenteros que no controlaba.

Se corrió, me corrí y fin. Nos vestimos antes de tomar aire. Regulus se colocó el pelo y luego intentó peinarme el mío.

>>Ya veo cuanto te dolió -ríe-. Perdón. Buscaré una poción para que no te quedes...

Ya sé que no usamos protección, pero es algo que me da igual por un secreto que nunca le conté.

-No hace falta.

-No quiero tener un crío tan temprano.

-No vas a tener un crío -voy hacia la puerta-. Tengo hambre, abre esta cosa.

-¿Te das cuenta de que no usamos preservativo ni nada parecido?

-Abre esto -evado el tema-, no sé que clase de hechizos utilizas para...

Gira el pestillo de la puerta manualmente.

>>Olvida que he dicho eso.

Le doy la mano a Regulus y salimos de ahí. Caminamos hasta el Gran Comedor porque ya era la hora de la cena.

-¿Se lo contamos a Severus? Podríamos decirle que fue en su banqueta.

Mi cara malévola le sirvió como respuesta.

-¡SEVERITOOOOOOOO! -grite cuando le vi.

Me senté a su lado y me vio con cara rara. Frente a él estaban Avery y Mulciber.

-¿Te diste un golpe en la cabeza? -preguntó.

-Es que hice algo -digo sonriente.

Achinó los ojos. Ese es su defecto, porque cada vez que lo hace es porque me lee la mente.

-No puede ser -se pone colorado.

-Y en tu sitio -dice Regulus al sentarse a mi lado.

-¿Podéis decirnos de qué habláis? -pregunta Avery.

He de admitir que me llevo bien con ellos dos desde esta mañana. Soy la protegida de los mortífagos.

-¿Por qué hacéis esas cochinadas en mi sitio? -Snape apoya la cabeza en la mesa.

-El día que lo hagas con Lily no te parecerá tan asqueroso -comento mientras empiezo a comer.

No me di cuenta de mi error hasta que Regulus me dio un codazo. Avery y Mulciber quedaron sorprendidos y Snape tenía cara de semáforo.

>>No tienes pelotas, Snape. Pídele una cita.

-No puedo. Si Potter se entera.

-Si Potter se entera le vuelvo a lanzar a Peeves encima.

Terminamos la cena en silencio y nos fumos a habitación. Me metí en el baño para ducharme. Necesitaba deshacerme de tantos fluidos y de los malos pensamientos. Tardé menos de diez minutos, odio las duchas largas.

Envolví mi cuerpo en la toalla y salí de la bañera. Desempañé el espejo y...

-¡JODER! -a través del reflejo vi a Regulus. Me giré con brusquedad-. ¿SABES LO QUE ES LA INTIMIDAD?

-¿Y tú? -contestó tranquilamente-. Relájate, no es la primera vez que te veo así.

Se me quedó cara de pez. ¿Cómo, cuándo y dónde me había visto él así? Oh, cierto, hace menos de dos horas...

>>Antes me dejaste con la duda.

Sé a qué se refería. No es un tema agradable del que hablar y por el que siempre tuve miedo.

-No quiero hablar ahora.

-¡NO VAYÁIS A HACER NADA EN LA BAÑERA! -grita Severus aporreando la puerta-. Que asco... aún encima en clase de Pociones. ¡Hasta los calderos gimieron!

Nos echamos a reir y Regulus aceptó que se lo contara otro día. Prefiero quedarme con el buen sabor de boca con el que terminó este día tan raro.

Regulus Black y tú [COMPLETA]Where stories live. Discover now