☆ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

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«HYUNIN»

Hyunjin dejó sus cosas lentamente sobre la mesa, más que nada para no hacer ruido

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Hyunjin dejó sus cosas lentamente sobre la mesa, más que nada para no hacer ruido. La vez pasada que vino, contó las veces en la que la bibliotecaria, alias anciana gruñona, lo había callado, llegando a la cuenta de veintisiete veces. Las de Jeongin no las contó, porque bueno, nada de él lo enojaba.

O sí. El hecho de que siempre actúe distante, o molesto con él hacía que todas sus ilusiones se vayan a la mierda. Tal vez el menor tenía esa actitud porque le había hechado la culpa por haberle derramado la bebida encima. O por esa vez que pidió hablar con él cuando estaba disfrutando del almuerzo con sus amigos y lo acorraló contra la pared para besarlo –beso que fue rechazado—, o también, el hecho de que le haya mentido con que reprobó el exámen de matemática para tener más tardes con él.

Mentira piadosa que Jeongin jamás sabría.

Dejó los dos cascos de la motocicleta sobre la mesa. Hace una semana que la tenía y, por fin que ya tenía su licencia, era la primera vez que la conducía, por ello, quería estrenar un paseo en el parque con Jeongin. Solo con él.

Escuchó como el chirrido del carrito de libros inundó la habitación, y consigo una mueca en la anciana, confirmando que la simple existencia de un mínimo ruido le molestaba. Recordó que Jeongin ese día trabajaba en la biblioteca, y cómo estaba aburrido y amaba arder en el infierno, se levantó de la silla y comenzó a caminar entre los pasillos, siendo rodeado por los estantes llenos de libros.

Vió como Jeongin, totalmente concentrado, cruzaba del pasillo D al E, por ende, se escondió en el primero, pudiendo observar castamente por los estantes. Quería quitar todos los libros, solo para ver lo lindo que se veía, pero sería el colmo para el menor, y no solo no le hablaría, sino que le cortaría las clases y algún que otro miembro de su cuerpo. Lo observó ordenar un par de libros, todo por orden del abecedario, tan cauteloso que lo hizo sonreir. Así que solo quitó un libro del estante y notó como corría el cabello negro de su frente, pero este giró su vista hacía la dirección de Hyunjin, menos mal que éste fue más rápido y se quitó enseguida, sintiendo los latidos de su corazón palpitar rápidamente, como si hubiese sido atrapado en algo malo.

Para nada, solo estaba observando a una persona como un loco.

Avanzó rápidamente hacía el final del pasillo, para esconderse en el anterior, pero Jeongin ni siquiera giró a mirarlo. El menor ingresó al pasillo F, se sentía un poco observado, pero seguro era la anciana, tan meticulosa que siempre criticaba los trabajos de los demas.

Hwang, tratando de no hacer ruido, se dirigió al pasillo E, para hacer lo mismo. Quitó otro libro, de este modo iniciando un juego que seguro marcaria su fin, pero no importaba si lo marcaba Jeongin. Los libros se iban acumulando en su mano mientras pasaba de pasillo en pasillo, en puntita de pie para no hacer ruido, hasta que el último pasillo se hizo presente.

Nadie estaba allí a esas horas y la anciana estaba muy entretenida con el tetris, podia tomarlo de la cintura y besarlo hasta que no haya aire en sus pulmones... oh, como quería besar esos labios que ahora formaban un puchero mientras leía el título de una obra de teatro.

Su brazo no daba más, tenía más de cinco libros pesados, porque claro, no se le ocurrió otra cosa que agarrar los mas grandes que pesan igual que dos casas con familia de cinco integrantes. Largó un suspiro, sintiendo como su mano comenzaba a adormecerse. 

El menor sonrió, dándole la espalda al hueco en el estante, en señal de que otro libro fue sacado, algo totalemente misterioso.

—¿Luego me harás el favor de dejar todos los libros, verdad? —susurró Jeongin, con una sonrisa juguetona.

Hwang, al escuchar aquello, no supo descifrar si su corazón comenzó a palpitar del susto o si se detuvo por lo que pasaría luego. Sintió sus mejillas arder, cosa que no pasaba mucho, pero desde que conoció al menor, le pasaba muchas cosas, así que no era nada raro aquello.

Hablando del mismo, Yang se acercó al pasillo en donde el mayor estaba, totalmente paralizado. Se colocó delante de él, esperando una respuesta.

—Oh... yo...

—¿Qué estabas haciendo escondido? —tomó los libros que estaban en los brazos ajenos y los dejo sobre el carrito que trajo consigo, luego haría que Hwang pague.

—¿Cómo supiste que era yo?

—Te vi entrar, y vi tu cabello disparatarse cuando corrías a esconderte. ¿Por qué lo hacías? Sabes que no es bueno estar observando a las personas, eso es de locos... —frunció sus labios, para luego formar un pucherito.

¡Quería besarlo! ¡Necesitaba hacerlo!

—Innie...

Hyunjin susurró, derrotado ante lo tierno que estaba siendo,  y es que, era digno de admirar, quién sabe cuándo aquellas actitudes lindas y tiernas se repitan, más con él que podía arruinar todo cada diez segundos.

El mayor avanzó hasta quedar cerca, solo milimetros de distancia. Dejo sus manos a los costados de su cintura con total timidez, y susurró:

—Sabes que muero por besarte, ¿verdad? —el menor no respondió, sin mebargo, sus ojos brillaron de una manera tan única, sabiendo responder a todas sus dudas—. ¿Puedo besarte ahora, Innie?

Asintió, un poco confundido ya que sería su primer beso. Pero no pudo ni pensar, que ya tenía los labios de su hyung sobre los suyos... vaya labios, ¿cómo haría para separarse?

Sus manos temblorosas subieron por los brazos del mayor hasta impactarse con sus hombros, pero no fue suficiente, ya que éstas encajaron perfectamente en el rostro ajeno, tocando parte de su cuello.

—¿Quieres saltarte una clase e ir a pasear conmigo en la motocicleta?

—¿Me compras dulces?

—Escuché decir a Felix que no puedes comer —otro pucherito se hizo presente.

—Te mintió —bufó, logrando que el mayor ría—. Por favor, Hyunnie.

Igual que los ojos de Jeongin, los de Hyunjin brillaron, y puede que más al escuchar aquello, importandole menos que su hermano lo saque a patadas y probablemente no establezca buena relación con él, pero lo más importante era alimentar a su Innie.

—Bien, pero pocos —estableció el inicio de un trato.

—Poquitos —afirmó, haciendo la seña con sus dedos.

Y Hyunjin rió, sobre todo porque la tarde que les esperaba iba a ser más que grandiosa.

Y Hyunjin rió, sobre todo porque la tarde que les esperaba iba a ser más que grandiosa

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Hyunin para que les alegre la vida ✨
Espero que les haya gustado❤️❤️

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora