☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴅɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ

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Minho sentía como su panza rugía por el hambre que estaba sintiendo. En su cabeza, la idea de aguantar hasta que terminara de cargar todas las maletas y un par de cajas al auto, así poder llegar a tiempo al aeropuerto, era demasiado fuerte, pero se había rendido ni bien notó como Jisung corría tiernamente con un pedazo de pastel, para entregárselo y que le de un mordisco. Se le presentó la idea de parar e ir con su novio a la cocina para desayunar tranquilamente, pero la razón por la que hacia todo esto, era por que le encantaba verlo correr. Parecía que lo hacia todo en modo pequeño y tierno, su cabello subía y bajaba rápidamente por los movimientos y la rapidez, mientras sostenía un pedazo de pastel, o una galleta, las únicas veces que venia con cuidado era para traerle un poco de agua, porque con el sol que apuntaba directo a él, no podía tomar te.

—¿No crees que falta algo? —le preguntó ni bien vio como le traía un vaso con agua fría.

Lo observó dudar, y comenzó a enumerar con sus pequeños dedos las cosas de lo que sí estaba seguro de que ya estaba adentro de las maletas, hasta que recordó que había dejado algo en su cuarto:

—¡Mis ositos! —gritó, esperando ansioso a que le de el vaso para volver. Minho asintió, tomando lentamente el liquido, sabiendo de la ansiedad del menor.

—Nos vamos un mes, no creo que puedas dormir sin ellos.

Jisung le sacó el vaso y salió corriendo a por ellos, escuchando las risas de su novio. Dejó lo que tenía en las manos sobre la mesa y fue de prisa hacia su habitación, específicamente a la pared en donde tenia todos sus ositos, y así poder seleccionar cual llevaría, a parte de Gruñosito y Revoltosito.

Era extremadamente difícil, nunca pensó en que se iría tanto tiempo a otro lugar que no fuera a los ya conocidos, así que no estaba acostumbrado a elegir, por ende se estaba confundiendo demasiado. Sin embargo, optó por la opción que más le gustaba: fue hacia el baño para tomar el canasto de la ropa sucia vacío, ya que pensó que entrarían ahí, más que en una caja, y comenzó a colocarlos, uno por uno, a todos. Para cuando finalizó la torre, tomó como pudo los dos que estaban en su cama y bajó de nuevo las escaleras, con sumo cuidado.

Minho, quien lo veía bajar, no lo podía creer, tanto que casi se ahogó con el agua que estaba tomando. Se acercó un poco para ayudarlo, colocando una expresión en negativa.

—No podemos llevar todos, bebé.

El menor frunció su ceño, pero enseguida fue inundada por una expresión de tristeza, mientras veía el canasto a punto de caerse por tanto peso y a la vez, abrazaba a Gruñosito y Revoltosito.

—¿Por qué no, hyungcito? Nos vamos un mes...

—Porque si llevamos todos esos, sí que nos van a detener en el aeropuerto. Esta vez te diré que no bebé. Solo lleva los que tienes en brazos, que son con los que duermes.

—Pero, pero... Está bien... Al fin y al cabo no quería aparecer en el programa —dijo con un dejo de desilusión, mientras observaba como su novio aguantaba las risas—. No se vale, hyungcito. Tenga, llévelos —les dio los ositos, mientras agarraba con cuidado el canasto—. ¿Está seguro que debe ser así? Porque puedo esconder los ositos para que no los vean...

—Ellos miran todo —asintió, con una sonrisa, como si estuviese perdón por la negativa.

—Ufa.

—Ufa

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora