☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪsᴇɪs

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Se dio nuevamente la vuelta sobre el colchón, sin poder encontrar una posición cómoda para poder dormir. Poco a poco fue abriendo sus ojitos para encontrarse con la lucecita prendida, además de la televisión, buscó a su novio, quien debería estar durmiendo, pero ni siquiera estaba en la cama. Revisó si estaba en el baño, pero la luz de allí no estaba prendida.

Esperó y esperó unos minutos, mientras abrazaba a Gruñosito y Revoltosito. Pasaron unos diez minutos desde que se despertó, sin señal de su hyungcito, así que salió de la cama en su búsqueda.

El frio inundó su cuerpo, y por eso tomó inmediatamente la sudadera que Lee había dejado al pie de la cama, debido a las lluvias, la temperatura del ambiente bajó muchos grados, parecía que volvieron a su tan apreciada estación: el invierno.

Bajó cuidadosamente las escaleras con la linterna de su celular prendida, pero se encontró con que en la sala y en la cocina, su hyungcito, no estaba. Sabia perfectamente que en el piso de arriba tampoco, ni siquiera con Changbin o Hyunjin, ya que eran pasadas las tres de la mañana y todos estaban mas que durmiendo.

No le quedaba que revisar, hasta lo hizo con el cuenco donde dejaban las llaves de los vehículos, contó tres en total, o sea, que no se fue demasiado lejos y aun quedaba el piso de abajo, al que ingresó una sola vez, ahí tenia acceso al gimnasio, al garaje, a una sala de juegos y de descanso.

Cuando se acercó a la escalera que lo llevaría al subsuelo, notó ligeramente una luz prendida y se enojó al no notarla antes. Bajó, con cuidado y agarrando fuertemente Gruñosito, esperando a que Minho este por acá y poder llevarlo a la habitación para que ambos pudiesen dormir, o al menos cuando finalice cualquier cosa que esté haciendo.

Por otro lado, Lee lanzaba golpes al saco de boxeo, imaginando que era Yunho, por ende, cada puñetazo, salía con mas fuerza que el anterior.

—Mierda, si tan solo fueras real... —habló entrecortado, sin aliento y respirando totalmente agitado—. A la próxima que hagas algo, esta vez sí que te mato... —dio un golpe sumamente débil, dando por finalizado aquel entrenamiento, que era mas para desahogar su enojo y estrés.

Con los dientes se desabrochó uno de los guantes, para luego sacarse el otro, y soltarlos inmediatamente al ver al menor parado, con Gruñosito a punto de decapitarse.

—Bebé...

—No sé si le dijeron que hablar solo está mal... aunque si lo hace y piensa en matar a alguien, supongo que es porque está muy enojado... y a quien usted quisiese que esté muerto, es a Yunho... y si está enojado con él, ¿también lo esta conmigo?

—Quítate eso de la cabeza —con su dedo índice, señaló la cabecita de menor—. Él te besó sin tu consentimiento, es su culpa.

—¿Entonces, qué hace aquí, a esta hora?

—No podía dormir —Minho llevó las manos a la cintura que estaba escondida debajo de esa sudadera y lo acercó a su cuerpo, sin importarle que las vendas de protección le molestasen por completo, ya mas tarde se las quitaría—. Te queda muy bien.

—¿Qué cosa?

—Mi ropa.

—Oh, a usted también le queda bien, solo que no se la pone, por eso no lo sabe. Como ahora, hace frio y usted sin camiseta, creo que también esta sudado, se enfermara —Minho sonrió, inhalando un poco de aire para luego soltarlo despacio.

—¿Premio o castigo? —inquirió con las cejas levantadas.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Premio porque me cuidas tú, y castigo... en realidad seria totalmente un premio.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora