☆ ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ɴᴜᴇᴠᴇ

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Se arrepentía.

Ahora que lo tenía entre sus brazos totalmente dormido, se arrepentía de todo lo que una vez le dijo, o pensó respecto a él. Menos la parte en la que dijo que Jisung era suyo o cuando prácticamente le prohibió mostrar sus labios en forma de pico... ahora entendía porqué ese impulso, se enamoró mucho antes de darse cuenta.

Largó un suspiro, tratando de pensar qué era lo que diría cuando se despertara, aunque muy en lo profundo, no quería que eso pasara, quería que se quedara dormido, para poder seguir observándolo. Sonaba algo raro, pero era lindo y entretenido, más porque suele fruncir su ceño, abrir su boca o hacer pucherito, lo supo desde el primer momento en el que durmió con él.

Sintió como Jisung se removía en sus brazos, hasta el punto de colocar su cabeza en el pecho del mayor, para luego subir su mano y comenzar a tantear la zona de su estómago. Se despertó, algo desorientado, pero al ver todos los peluches en un rincón de su habitación, sabía que estaba en su casa. Se levantó del pecho ajeno, algo asustado, hasta que pudo ver bien que era Minho quien estaba ahí, puso su mejor cara de enojado.

—¿Qué hace aquí? —frunció su ceño, tratando de peinar su cabello con los dedos.

—Buen día, ¿no?

—No se haga el bueno, hyung, que ambos sabemos que no lo es —espetó, saliendo de la cama—. Voy al baño y para cuando salga, no lo quiero ver aquí.

Minho se levantó de la cama, maldiciendo entre dientes. Se colocó sus zapatos y por el espejo de pie que estaba al lado de la repisa de osos, arregló un poco su aspecto. Salió de la habitación y se adentró en la cocina, era obvio que no iba a irse, estaba esperando que Jisung le diera una patada en el culo, al menos así sabía que sí lo quería afuera, quien sabe, capaz cambia de opinión.

Y en lo profundo, deseaba aquello.

Que baje las escaleras con una de esas sonrisotas y que le preguntara si quería tomar chocolatada. O que no actuara la defensiva para poder hablar. ¿Pero cómo? Si no podia largar ni una sola palabra. ¿Cómo Jisung no lo iba a odiar? Si hasta comenzaba a odiarse a sí mismo por ser tan imbécil.

Escucho como el sueño de sus pensamientos se acercaba y al verlo, este frunció si ceño y detuvo su paso a una distancia bastante dolorosa para el mayor.

—Le pedí que se vaya.

—No, me pediste que no querías verme, y como no me aclaraste en qué lugar, supuse que...

—¡Basta! —gritó, sintiendo como las ganas de llorar inundaban su cuerpo—. ¡Le pedi que se vaya de mi casa y punto! ¿No entiendió que no lo quiero ver? ¿Por qué me lo está haciendo difícil? —preguntó, queriendo obtener respuestas, pero el pelinegro se quedó callado—. ¿No se cansó de jugar con mis sentimientos? ¿O de burlarse de mí que viene por más? —sus ojos se llenaron de lágrimas y las mismas no tardaron en deslizarse por sus rojas mejillas—. Basta, por favor, pare de una vez, ¿acaso no ve cómo me lastima?

Y de nuevo, las palabras se ahogaron en su garganta. Minho retrocedió un poco y tomó la mochila que estaba en el mismo lugar en que la dejó. Avanzó hacia Jisung, pero este fue más rápido y corrió hacia la puerta principal, abriendola enseguida. Agachó su cabeza y limpió sus lágrimas, notando como el mayor se quedó parado a tan solo centimetros de distancia. Pensó que diría algo, que trataría de arreglar lo que rompió, pero simplemente se marchó.

Al cerrar de nuevo la puerta, se recostó en ella, hasta deslizarse y tocar el frio suelo. Subió sus piernas para poder esconder su rostro y así largar todo el llanto que tuvo la noche anterior.

Por otra parte, Minho se quedó de pie junto a la entrada, escuchando como los sollozos denJisung inundaban toda la casa.

Y fue cuando sintió su corazón romperse.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora