☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ

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Ambos salieron del supermercado con las bolsas en manos, ahora solo quedaba atravesar todo el estacionamiento para llegar al auto, y pensaba que ni eso podía hacer, porque estaba seguro que Minho le dejó las mas pesada para reírse un rato. Lo comprobó cuando le dio una y casi se va al piso por el peso.

Jisung notó la sonrisa en el rostro del mayor, quien iba a caminando por adelantado, no le quedo otra que detenerse y dejar lentamente las bolsas en el suelo. Cuando Minho se giró a ver que pasaba, supo que se había dado cuenta, cuando el menor corrió de repente y le quitó las bolsas de las manos, para luego salir corriendo hacia el auto.

Lee largó una carcajada mientras lo veía, se trataba de una broma que pensaba que nunca se daría cuenta, pero no fue así. Así que solo tomó las que estaban en el piso, utilizando una sola mano, ya que con la otra, tomó las llaves del auto, y apretando un botón, abrió el baúl, para que el rubio pueda dejar las bolsas allí.

Se acercó al vehículo, observando como Jisung ya estaba esperando en la puerta del acompañante para que sea abierta. Tuvo que esperar hasta que el pelinegro dejara adentro las suyas y cerrar el baúl, y cuando estuvo cerca, tomó la cintura ajena, y lo dio vuelta un poco brusco, para estamparlo contra el auto.

—Auch.

—Lo siento, pero recuerdo haber escuchado que te gustaba que hiciera eso.

—Oh... digo muchas cosas, hyungcito —Minho asintió con una sonrisa ante la confusión fingida.

—¿Ah, si? aquí estoy para recordarte todo lo que digas.

—¿O mas bien lo que le conviene? porque...

Lee apretó su cintura y unió sus bocas en un beso mas que inocente, sintiendo enseguida las manitos del menor sobre sus hombros.

—Hyungcito, llegaremos tarde al almuerzo... y ya tengo hambre.

—Vives con hambre.

—Claro, ¿usted no? una vez dijo que era un barril sin fondo.

—Mmmh, no lo recuerdo.

—¿No ve? se acuerda de lo que le conviene —acusó señalando son su dedo índice.

Minho largó una carcajada ante el gesto gracioso que Jisung hizo, le dejo otro beso en la mejilla y le abrió la puerta para que pudiese entrar. Una vez ambos dentro del auto, Minho arrancó por el mismo camino ya recorrido, mientras el rubio iba entretenido con alguna película animada en la pantalla del tablero.

Escuchó una notificación en su celular, sabiendo de antemano que era un mensaje. Sabia que no debía mirar el celular mientras conducía, pero la realidad era que estaban ellos sobre la calle y no pasaba ni siquiera alguna motocicleta.

"Mañana a las ocho". Fue lo que leyó y guardo el móvil de nuevo, teniendo una sonrisa en su rostro.

 Fue lo que leyó y guardo el móvil de nuevo, teniendo una sonrisa en su rostro

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━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora