☆ ɴᴏᴠᴇɴᴛᴀ ʏ ᴄɪɴᴄᴏ

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Minho no sabía qué hacer.

Había llamado a la policía porque pensó en lo peor y la señora Han, como la última esperanza que le quedaba si es que la policía no le hacía caso. No le explicó detalladamente, solo le dijo que Yunho acosaba a Jisung y cortó, para acelerar y llegar lo antes posible.

Pero la policia ya se había ido porque Yunho decidió irse por su cuenta, alegando que "no pasaba nada".

Eso no iba a quedar así.

Pero ahora mismo, solo quería calmar a Jisung, que lloraba cada vez que quería contarle las feas palabras que Yunho le gritó, y aquello hacía que el enojo solo acumule ganas, para que en el momento indicado, sea soltado.

—Y-y ahí hizo ¡pum! Me asusté, pero le saqué la lengua y le dije que ya había comido contigo, y no entendió. A-Antes, me dijo que él quería ser mi hyungcito... —levantó su cabeza del pecho ajeno y tomó el rostro de Minho para dejarle en claro, sin importarle que sus lagrimas no le dejaran ver—. ¡Tú eres mi único hyungcito! ¡Yo te quiero a ti!

Poco a poco levantaba todo su cuerpo para poder llegar a más zonas de su rostro para dejarle muchos besitos. Luego, lo abrazó, sintiendo como Lee lo abrazaba por la cintura.

—Hyungcito, hyungcito, hyungcito. 

Las manos de Minho se introdujeron por debajo de la camiseta del ajeno y las dejó en su cintura, ejerciendo fuerza para alejarlo solo un poco.

—Llegó mi momento —aclaró su garganta—. Tú eres mi único bebé, osito gruñosito, Gruñosito, enano y enano gruñón.

—No se vale, tiene variedad y yo no —hizo un pucherito, completamente triste.

—No importa, me encanta que me llames hyungcito, hyung, Minho hyung, o Min. Entonces, para cuando me llames Minho o Lee Minho, sabré que metí la pata.

—Oh... Anotado entonces —dijo, asintiendo antes las propias palabras del ajeno

—Para tener piernas cortas, eres rápido.

—¡Piernas cortas su...! —bajó el dedo con el cual estaba señalando y cambió su expresión enojona a una sonriente, ante la atenta mirada de Lee—. No voy a insultar a su abuelita, no lo merece.

Volvió a dejar su cabeza sobre el pecho ajeno y cerró sus ojos, ya que había quedado en dormir un ratito, pero las imágenes de Yunho no dejaban su mente en paz y cuando recordó algo que lo enojó mucho, volvió a levantarse, asustando a Minho.

—¡Dijo que padezco de autismo y que tú usas eso en mi contra para decirme cosas de él! ¡Me trató de enfermo!

—Tú sabes que no estás enfermo, ¿verdad, bebé? No tienes por qué pensar en las cosas que dijo. Ocupa tu energía y te pone triste, eso provoca que no pueda ver tu sonrisa, y me duele no verla —llevó una de sus manos hasta la mejilla para acariciarla—. Pero cuando quieras, lo educo sobre el tema.

—Hyungcito, eso es ser violento, y ya le dió un golpe, yo creo que con una denuncia ya está —mencionó, agachando su cabecita.

—¿Lo harás? —Minho quería abrazarlo con todas sus fuerzas, pero en este momento, solo deseaba que sus ojitos brillosos lo mirasen y que esa sonrisa grande lo contagiara.

Pero solo había miedo y tristeza.

—Es que no quiero que venga a casita y golpee la puerta así de fuerte, me asustó mucho. Tampoco quiero encontrarlo en el supermercado, que me agarre del bracito y que me deje un moretón. No quiero que usted se meta en problemas por mi culpa, si es que no hago nada y él sigue molestando. No quiero que se lastime tampoco... Así que otra solución no queda, hyungcito.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora