«Solo tenemos dos opciones: vivimos de ilusiones o morimos de realidades».
Al volver a Seattle, Anne debe enfrentarse a realidad: su padre no es el hombre a quien siempre idealizó.
Roy huye de la presión de sus padres. Oculta algo que le arrebató lo...
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Anne
Lunes, el día en la semana que pocos toleran.
Por suerte es verano y me permito levantarme un poco tarde, a las ocho de la noche para ser exacta.
Dos días sin dormir me pasaron factura.
No fue hasta pasada la medianoche que pude pegar un ojo gracias a que luego de llegar, lo cual no fue muy temprano, encontré a mi abuela esperándome en el sillón y pegándome un susto de muerte.
Además descubrí algo que debo admitir, me sorprendió. Ocurrió algo así:
—Buenas noches jovencita —dijo con tono autoritario—, o debo decir buenos días.
—A-abuela, ¿qué haces despierta a estas horas?
Estaba alcoholizada, no podía dejar que lo notara.
—¿Dónde estabas y con quién?
—Yo...
No podía decirle: en un bar bebiendo con un desconocido, no tan desconocido.
—Estaba en la casa de Sophie —mentí.
—Y yo estoy casada con Johnny Depp —respondió sarcástica.
Mi abuela a veces es rara.
—Es la verdad abue, estábamos...
—Pues ese chico no se parece a Sophie. —Señaló la ventana que se encontraba a su lado y desde donde puede verse la calle.
Miré al punto que me indicaba y en efecto. Gracias a uno de los faroles logré identificar la chaqueta negra del estirado.
¿Sería loco pensar que me acompañó sin que yo estuvieras al tanto?
¿Acaso se preocupó por mí?
Nah
—Venía detrás de ti. —Entrecerró los ojos en mi dirección.
¡¿Cómo es que no lo ví?!
Si hubiese sido algún asesino en serie no la contaba.
Debería dejar de ver documentales policíacos.
—¿Cómo puedes ver tan bien?
—¡¿Me estás diciendo vieja?! —Se alteró un poco pero al menos dejó el tema de lado.
—No no, abuela, ¿cómo crees? —busqué de inmediato cómo justificarme pues ella odia sentirse mayor—. ¿No recuerdas que a la edad de mamá tuviste que ir al oculista?
—¡¡NUNCA HE IDO AL OCULISTA!! —Fue peor el remedio que la enfermedad—. Siempre he tenido buena vista... —aseguró un poco más calmada.
—Tienes toda la razón abuela, ahora si me disculpas me daré un baño e iré a dormir. Tú deberías descansar también.
