Capítulo 17

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Anne

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Anne

Tras un rato dándole ánimos a Sophie ambas estamos hambrientas. Nos encaminamos hacia la cocina para comer algo.

En la despensa encuentro galletas y las acompañamos con dos tazas de chocolate.

—Entonces, ¿qué planeas hacer? —rompo el silencio.

—No lo sé... —Su mirada decae pero luego recupera la seguridad y se enfoca en su vientre—. De lo que sí estoy segura es que cuidaré a este bebé con mi vida, nada me importará más que él. Es complicado pero lo tendré.

Sonrío orgullosa al escucharla. Al menos ella es capaz de responsabilizarse.

Pienso en Oscar y quisiera enterrarlo vivo.

¡Creí que era más maduro! ¡Haber tomado las medidas necesarias si no quería tener un bebé aún!

—Sophie —la llamo con delicadeza y ella me mira alzando las cejas—. Estoy segura de que serás una madre increíble.

Sus ojos brillan, anhelantes.

Una vez que terminamos de merendar decidimos que es momento de dormir. Por lo que dijo mi mejor amiga, lleva dos días sin poder conciliar el sueño y en pocos minutos cae rendida.

Yo, en cambio, permanezco despierta. La culpa por haber estado ausente esos días me carcome.

Sophie debió pasarla muy mal sola, sin saber cómo decirle a alguien lo que ocurría.

Peor después de acudir a su pareja y que le tratase así.

Todos nos equivocamos, pero estoy segura de que ella jamás verá a su bebé como un error.

[...]

—Anne... —Me sacuden y con pereza me levanto frotándome un ojo.

—¿Uh? —balbuceo buscando de dónde proviene la voz.

—Levántate para que te despidas de tu padre, en un rato se va —indica mi madre—. Hazlo en silencio para que Sophie no se despierte.

—Mjm... —Asiento todavía adormilada.

Me pongo de pie y debo sostenerme de la pared para no caer al suelo.

—¿Anne? —La voz de Soph sale en un susurro a penas audible.

¡Carajo, ya la desperté!

—Sigue durmiendo, todavía es temprano —alego metiendo los pies en las pantuflas de conejitos—, iré a despedirme de papá que regresa a San Francisco.

Mi amiga asiente y se da la vuelta para continuar con lo suyo.

Bajo las escaleras cuidando no caerme pues aún estoy medio dormida. Un perro de al menos medio metro se abalanza sobre mí.

Apuesto por lo nuestro © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora