Capítulo 19

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Anne

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Anne

A veces creo que nos empeñamos demasiado en buscar la persona adecuada para compartir tu vida. ¿Para qué hacerlo? En su lugar, deberíamos disfrutar los momentos hasta que llegue por sí sola.

Conozco bien esa sensación de soledad. No porque siempre haya vivido de tal manera, pero es algo que está en cada uno de los seres humanos y todos lo percibimos en algún momento.

La rutina diaria es frustrante, tu día quizás va mal o tal vez lo que tenías planificado no resultó como querías. Eso no es un motivo para decir que no quieres seguir.

No sé qué creas tú; pero yo, Anne Miller, una adolescente con más inseguridades que virtudes y el concepto de confianza bastante agrietado, pienso que vale la pena resistir a todo para tener la oportunidad de disfrutar los pequeños momentos.

De una manera imprevista empiezas a ver colores. Sientes calidez y la suave brisa. Hueles ese aroma a flores, comida cacera.

Encuentras segundos de satisfacción.

En eso pienso. Es lo que siento cuando lo veo a él.

—Entonces... ¿me permitirías ser tu novio?

Sus palabras se repiten en mi cabeza como un disco rayado. La suavidad al pronunciarlas, ese tono tan peculiar que solo él tiene.

Así es como te das cuenta de que en el mundo no todo es malo, justo cuando tienes delante pequeños agujeros que te permiten ver algo de la luz que creías inexistente.

—Prometo que te daré dulces siempre, te voy a cuidar más que a mi vida. Antes no te lo había pedido de manera oficial aunque quería hacerlo; sé que tal vez este no es el mejor lugar ni el momento y...

Me pongo de pie y, apoyándome en la camilla, lo beso frenando sus titubeos.

Al principio es un simple rose que se intensifica un poco sin dejar de ser delicado. Sus labios acarician los míos.

Son dulces. Irónico.

Me separo de él para tomar aire y mirarlo a los ojos. Tiene las pupilas dilatadas, los labios ligeramente hinchados y una sonrisa inocente que me hace emitir una risa nerviosa.

—¿Y... bien?

—¿No bastó un beso como respuesta? —inquiero notando el brillo entre las tonalidades oscuras que me recuerdan al café.

—Puede... —Se hace el indiferente—. Sin embargo, creo que tendrás que repetir tu respuesta todos los días para asegurarme de que no estoy soñando.

—No tengo problemas con eso —aseguro antes de darle otro beso y volver a sentarme.

[...]


—Asegúrate de que no se queme el pollo —indica mamá antes de ir a ducharse.

Desbloqueo mi teléfono encontrando un mensaje de Roy.

Apuesto por lo nuestro © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora