V E I N T I S I E T E

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Karl.

Toque a su puerta.

Volví a tocar.

Toque otra vez.

Suspire y intente ver por la ventana.

No vi nada. Supongo que estará arriba haciendo lo que sea. 

Y volví a tocar.

Inútil, no abre la puerta. Lo sabía. Sabía que no quería verme. Sabía que no quiere hablar conmigo. Sabía que lo nuestro nunca funcionara. Sabía que ella no sentía lo mismo. Lo sabía. Sabía que ella solo me mira como a un mejor amigo...

Mejor amigo...

Auch.

Un mejor amigo. ¿Cómo unas simples palabras pueden doler tanto? Nunca antes me había sentido así... 

Mentira. 

Pero eso fue hace años, Ellie seguro que ni se acuerda de mi. Según ella no era su chico. Me dolieron bastante sus palabras, pero tenía que superarlo. No puedo esconderme en mi por una chica. Pero con ____ es diferente, ella es única, distinta a todas las demás chicas. Perfecta.

Pero si he podido superar a Ellie, también podre superarla a ella. No puedo obligarla a enamorarse de mi.

Apoyo mi frente en su puerta y, de la nada, todos los recuerdos que tuve con ella se me vienen a la cabeza. 

Y lo peor de todo es que la seguiré queriendo, aún cuando ella no lo haga.

Y de la nada, lo recuerdo. Tengo una copia de sus llaves. Pero no las llevo encima, mierda. Y, además, no puedo entrar en su casa sin su permiso. Eso sería acosarla, y no quiero que me vea cómo a un acosador.



____ bostezó y miró a Alex, el cual estaba mirando su móvil tumbado en el sofá de su casa. ____ se levantó de su sitio y fue donde estaba Alex tumbado. Alex la miró.

-¿Y ahora que mosquito te ha picado?- dijo Alex.

-Ninguno, solo que tengo sueño.

-Cómo no. Tu siempre tienes sueño.

-Ya, ya, lo que tu digas. ¿Me llevas a casa?- preguntó ____.

-¿Acaso no tienes piernas?- dijo Alex, mientras se sentaba en el sofá.

-Sí tengo, pero hace frío.

-Me vale verga, ____. Nadie te dijo que vinieras andando, o ¿acaso en la mañana no había frío?

-Pues no, en la mañana no había frío, hacia un poco de sol. Pero eso no tiene nada que ver, ¿me llevas a casa de una dichosa vez, cielo?

-No gracias.

-¡Joder, Alex! ¡Tú lo que quieres es que me resfríe! ¿verdad que sí?- protestó ella.

-No, pero no quiero salir ahora.

-Te he ayudado en los deberes- protestó ella, consiguiendo una mirada rara de Alex.

-¿Ayudado? Lo siento, te has equivocado. Ayudado no es la palabra, es molestado- dijo este, recalcando la palabra al decirla.

-¿Ah, sí? ¿Así te tomas que te haya intentado ayudar? Pues vale, haz lo que quieras. No quiero saber nada de ti- dijo esta, fingiendo enfadarse, aunque un poco estaba. 

Cogió su chaqueta y mochila y salió de la casa. Y se fue andando a su casa. No era mucho, ya que los dos iban a la Universidad y juntos buscaron casas no muy lejos de la Universidad. 

Cuando llego a la puerta de su casa, nada más subir los pocos escalones de la entrada, se paró en seco al oler ese aroma que la volvía loca. Era la colonia de hombre de Karl. Karl estuvo aquí, pensó.

Lindos Ojos- Karl JacobsWhere stories live. Discover now