C U A R E N T A Y C U A T R O

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Karl.

Puse los ojos en blanco cuando ____ se disculpó con la mirada y se levantó para ir abajo a abrir la puerta.

Siempre había algo que nos interrumpía cuando estábamos en el mejor momento. Y era lo peor.

Me crucé de brazos y me senté en la cama mirando la estantería nueva que anteriormente había  ordenado ____ mientras yo le preguntaba sobre sus libros para verla sonreír mientras habla de ellos.

¿A mi también me brillan los ojos cuando hablo de algo que me gusta? No sé, pero a ella sí. Y me he vuelto a enamorar.

Y minutos después me encontré a mí mismo bajando las escalera de la casa de ____ fingiendo que estaba enfurruñado. Una vez abajo escuché a ____ hablar con alguien

Me asomé un poco para ver quién era y puse una mueca de confusión cuando vi a un chica joven y rubia, no muy alta y con gafas hablar animadamente con ____. Nunca había visto a esa chica antes, pero me sonaba de algo.

Decidí dejarlas solas y ir a la cocina.

Me senté en un taburete y observé su casa. Había estado millones de veces aquí. También había dormido miles de veces aquí. Y puede que incluso tenga la llave de su casa (guiño, guiño).

Jeje.

Aunque en mi defensa podría decir que ella me la dio.

Dejé de lado mis pensamientos cuando mi móvil empezó a vibrar en mi bolsillo y lo saqué para mirar.

Era George. Preguntaba si más tarde o mañana hacíamos directo juntos, pero no contesté.

Bloqueé el móvil y lo dejé boca abajo en la encimera cuando ____ volvió y dejó un libro en la encimera sin total importancia.

-¿Quién era esa chica?- pregunté cuando se sentó a mi lado.

-Mi vecina. Venia a devolverme algo- dijo sin más.

Asentí y volví a mirar el libro. Sigue mi voz, de Ariana Godoy, leí en la portada. En la esquina superior del libro ponía Wattpad. No sé de que me sonaba, pero me sonaba de algo. Ladeé la cabeza y me centré en la chica pelinegra con unos auriculares que había en la portada.

-¿Te ha gustado el libro?- me oí preguntar.

-Aún no me lo he leído- dijo mientras miraba el libro.

-Oh.

-¿Te ha gustado su portada o qué?

-Un poco.

-Es bonita.- Me miró

-Ya.- La miré.

Le miré los labios. Ella acercó su taburete al mío y me cogió de la mano. Mi respiración se agito. Ella acerco su boca y cerro los ojos. Y yo también.

Y como la buena suerte siempre está a mi lado, su móvil empezó a vibrar. Ambos nos miramos antes de que ella descolgar la llamada sin ni siquiera ver quién es y llevárselo a la oreja.

-¿Hola? Ah, hola. ¿Qué tal? Me alegro. Muy bien, gracias.- Su sonrisa desapareció al instante en el acabo esa frase- No, mamá. Estoy bien.

¿Era mi suegra?

Digo, ejem... su madre, sí. Su madre y ya.

-Estoy con Karl. Que no, mamá, confía un poco. Que síiiii.- ____ puso los ojos en blanco- Solo me está haciendo compañía, ¡que sí! Espera, creo que se me ha ido la señal. No te oigo. Sí,  sí,  tranquila. Lo siento mamá, ya te llamaré, saluda a Ellie de mi parte. No te escucho, ¿Mamá?

Y dicho eso colgó la llamada como si nada.

Dejó el móvil alado del mío y me miró con una sonrisa perspicaz.

-¿Por qué estaba siendo el tema de conversación?- pregunté enmarcando una ceja.

-No estabas siendo el tema de conversación...

-Yo creo que sí.

-Pues crees mal, Jacobs.

Me reí cuando le dio un toquecito a mi nariz y se levantó felizmente para ir a la sala de estar y tirarse en el sofá.

La seguí hacia el salón y me planté delante de ella. Estaba tumbada en el sofá boca abajo estirando los brazos y piernas para que supuestamente yo no me siente. Pero ella literalmente solo tapaba casi medio sofá.

-Enana, hazme sitio.

Negó con la cabeza repetitivas veces.

-No.

-Venga...

-No.

-Vamos...

-No.

-¿Por qué?

-No.

-¿No?

-No.

-Vale- me rendí.

Di media vuelta y sonreí cuando ella me miró de reojo.

-¿A dónde vas?- me preguntó inocentemente.

-A mí casa.

-No.

-¿No?

-No. Mira, te dejo sitio y todo.- Se sentó rápidamente y señaló el sofá.

-Mhm, no- fingí pensar mientras me ponía mi chaqueta y me metía las llaves de mi coche en el bolsillo.

-Karl, si te vas te pincharle las ruedas de tú coche y te quemaré la casa. Tu eliges.

Enarqué una ceja mientras ella se encogía de hombros. 

-Creo que esa es la manera más bonita para decir a alguien que se quede.

Ella sonrió orgullosa cuando me volví a quitar la chaqueta y me me senté a su lado.

-¿Qué quieres hacer?- preguntó aún sonriendo.

-No sé. ¿Te parece bien si me vuelves a decir cuál fue el último libro que te leíste y repetimos lo que va siguiente?- Sus mejillas casi al instante se tiñeron de rojo y yo me eché a reír.

Me pegó un manotazo en el brazo y se cruzó de brazos.

-Te estás ganando que te eche- me dijo al ver que no dejaba de reír.

-Hace unos segundos me estabas pidiendo que no me vaya. Pero si es lo que quiere la señorita, me iré.

-¿Sabes que mi propuesta sigue en pie?

-Sí, la mía igual.

Ella enrojeció más, si eso es que es posible y sin poder n siquiera reaccionar se tiró sobre mi. 

Y beso mis labios con necesidad. Y yo, pues se lo devolví.

Lindos Ojos- Karl JacobsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora