C U A R E N T A

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Karl.

Cuando desperté ____ me estaba abrazando; sus piernas enredadas entre las mías dormida en mis brazos y sus manos posadas sobre mi pecho.

Su pelo me hacia cosquillas. Froté mi nariz en su mejilla antes de darle un beso. Abría los ojos despacio y se desperezó lentamente de una manera tan adorable que tuve que contenerme para ni ir a buscar una cámara de fotos.

Ella sonrió, una sonrisa leve, perspicaz, una sonrisa que me hizo estremecimientos por toda la columna.

Contuve las ganas de besarla y pasé un mechón de su pelo por detrás de su oreja.

-Bonita...

-Inmaduro...

Solté un risa leve mientras besaba su frente.

-¿Cómo has dormido, abejita?

-Bien... - lo pensó un momento antes de mirarme a los ojos y sonreír- Ahora mejor que antes.

Como echaba de menos aquel cosquilleo en el estómago.

Sonreí.

-Arriba. Que tienes que ir a la universidad- dije, mientras me quitaba las sabanas y me sentaba en la cama.

Ella puso mala cara y se acurrucó en las sabanas.

-No me apetece ir.

Enarqué una ceja.

-Vas a ir.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-Sí.

-No... espera, ¿qué?

Río. Estiró su brazo y agarró su móvil. Lo desbloqueó y yo aproveché para levantarme y darme una ducha.

Antes de entrar al baño la miré de reojo y la vi sonreír al móvil. La verdad, hace un tiempo, pensaba que no me gustaba tanto; que solo me parecía atractiva y tierna, pero eso acabo cuando hasta lo más insignificante me daba celos.

Y, entonces, entendí que estaba enamorado de verdad.

Simplemente me tropecé con su encanto y caí en su sonrisa.

Antes de entrar en la ducha la oí hablar por teléfono, ladeé la cabeza e intenté ignorar ese sentimiento. Total, solo somos amigos.

Cuando salí del baño, ella ya no estaba ahí. Supuse que estaría abajo. Me senté en la cama y revisé mi móvil.

-¡Karl!- oí gritar ____.

Dios, que bien sonaba mi nombre en su voz. Me metí rápidamente el móvil en mi bolsillo y bajé las escaleras. Una vez estando abajo la oí hablando con alguien.

Fruncí el ceño.

-¿____? ¿estás con alguien?- pregunté adentrándome en el salón

-¿Eh? ¿Me llamas?- Mi chica, tan despistada como siempre.

Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar cuando vi a Alex aparecer por detrás. Él tenía una sonrisa cautelosa.

-Oh, hola- saludé. No me esperaba que hoy apareciera aquí. Hacía semanas que no lo veía.

-¿Qué tal, amigo?- Alex me dio un corto abrazo, en forma de saludo, dándome unas palmadas en la espalda.

-Bien. ¿Qué te trae por aquí?

Lindos Ojos- Karl JacobsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora