Capítulo III

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Capítulo III: Rude.

Lena estaba decidida

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Lena estaba decidida. Iba a ignorar la pesadilla de la noche anterior.

¿Qué importaba todo el estrés que estaba acumulando por darle tantas vueltas al asunto? No iba a seguir perdiendo noches de sueño y estabilidad mental por ello.

Su madre había regresado aquella mañana y eso parecía la excusa perfecta para ignorar todos sus problemas. Habían pasado dos semanas desde su fiesta de cumpleaños y Tania había cumplido su promesa de regresar con sus hijos para pasar unos días con ellos antes de que el curso escolar diera inicio.

En la última semana, Lauren les había mandado a hacer los uniformes de Zilhardt a sus respectivas medidas y se suponía que en el transcurso de esa semana estarían llegando por encargo. Lena estaba emocionada de sobra, cualquiera que la viera hablar sobre su inminente comienzo de curso se daría cuenta de lo feliz que regresar a la escuela la hacía. Por desgracia, nadie la acompañaba en la dicha, porque Aris y Wade no estaban nada entusiasmados; pues querían vacaciones más prolongadas y Sara, aunque no lo decía, dejaba en evidencia con su apatía, que odiaba la idea de tener que cursar un año entero allí en Thurstine rodeada de criaturas tan extrañas como solo allí podían encontrarse. Aunque Sara solía resignarse con mucha facilidad a las circunstancias.

Pero a Lena le importaba más bien poco, de no ser porque a media tarde, cuando su madre condujo hasta la isla de Zoereum para que ellos pudieran comprar algunos de sus materiales escolares, Aris y Sara se habían dado a la huída y su madre la había dejado abandonada en la fila de la librería con el carrito de compras para ir a buscarlos.

A Lena le ponía los pelos de punta estar acercándose cada vez más a la caja registradora y que su madre no estuviera por ningún lado. Como mínimo pudo haber dejado la tarjeta para que pagara, Lena no tenía un solo kaex encima y la fila avanzaba a gran velocidad. Pero Tania no había tenido tal precaución.

A Lena le molestaba el sistema de pago que los submundos habían adoptado de los humanos, le parecía simplicista y absurdo. Uno creería que en Thurstine, con toda la tecnología sobrehumana que manejaban y el desapego por las costumbres humanas, tendrían un sistema diferente de retribución al mundano, pero como a los humanos las finanzas les funcionaban relativamente bien, nadie ahí se mataba la cabeza pensando en una idea más innovadora.

Claro, si consideraba que relativamente bien significaba desigualdad social y megalomanía de aquellos que habían nacido en el privilegio.

Para los Gray Cabrini, el dinero nunca había sido un problema. Pero Lena no le gustaba cargar efectiva, por ende en ese momento estaba deseando haberse guardado algunos billetes en el bolsillo de su sudadera antes que estar de pie como una estúpida esperando a que su madre recordara que la había dejado esperando en la fila. Al principio había cedido un puesto a la vez, pero se terminó desesperando y haciéndose la tonta, fingió haber olvidado meter algo a sus compras y abandonó la fila empujando su carrito hacia la sección de textos de primer año, que una editorial que trabaja para la escuela, ofertaba debido a la gran demanda de estos.

La Niña de las Pesadillas.Where stories live. Discover now