Capítulo VII

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Capítulo VII: Go Go.

Sostuvo con fuerza el lápiz negro en su mano izquierda mientras escuchaba a su profesor de Estudios Winnex hablar sin titubear acerca de la jerarquía de poder dentro del Consejo

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Sostuvo con fuerza el lápiz negro en su mano izquierda mientras escuchaba a su profesor de Estudios Winnex hablar sin titubear acerca de la jerarquía de poder dentro del Consejo. Wade Holtman intentaba prestar real atención a sus palabras dichas con tono serio a un volumen muy elevado, pero por más que le gustara intentar comprender un poco más del sistema de gobierno que regía su mundo, su cabeza estaba más concentrada en intentar recuperar el sueño que había perdido aquella misma mañana, y él trataba de luchar porque sus ojos no se cerraran.

No quería ser expulsado en su segunda semana de clases, pero es que después de almorzar siempre le daban muchas ganas de echarse a dormir.

Él sabía lo básico sobre lo que el maestro Shaw intentaba explicar. Hacía un tiempo, Lena lo había obligado a ver con ella un par de documentales acerca de la historia Win, y luego ella se había encaprichado con leer todo lo que pudiera sobre el tema. Terminando con ella interrumpiendo una partida de Mortal Kombat de Wade y Aris, para ponerse a hablar sobre su más reciente lectura: La Constitución Oficial de los Acuerdos, el libro de leyes de su mundo.

Lena estaba loca y él se había quedado dormido quince minutos después de que ella empezara a parlotear, pero se había quedado con lo básico.

El Consejo Winnex era el órgano político totalitario en el que se concentraba todo el poder que gobernaba Thurstine, un mundo creado a base de magia y poder de la naturaleza para albergar a todas las criaturas con habilidades excepcionales que poblaran la Tierra. El Consejo Winnex, era la máxima y única expresión de dominancia política que existía allí. Estaba conformado por honorables e intachables miembros que se repartían en algo así como diez o doce cortes, que avalaban por cada aspecto de dependencia política, económica y social que involucrara a la nación.

Eran momentos como esos en los que en serio valoraba el gusto de su mejor amiga por aprender y estudiar cosas que no a muchos otros les interesarían. No había conocido a otra persona que se hubiera aventado varios libros de La Biblia, El Manifiesto Comunista, El Origen de las Especies, Don Quijote y La Interpretación de los Sueños de Freud solo para hacerse una idea de algunas cosas que influían en la historia humana.

Solo tenía dieciocho años, por las deidades.

—¿Cómo es que tienes tanta energía a ésta hora del día? Sara dijo que tuvo que sacarte de la cama a rastras y meterte en la ducha con la pijama puesta para despertarte —cuestionó el joven de cabellos castaños con evidente escepticismo mientras caminaban por el pasillo para el cambio de clases. Lena se encogió de hombros. Casi levitaba de la felicidad porque finalmente, aquel jueves, uno de sus maestros había dictado una clase de verdad.

Era cierto que Sara la había metido bajo el chorro de agua fría porque en la mañana, Lena tenía tanta pereza que ni siquiera podía conectar dos neuronas para ordenarle a sus ojos que se abrieran. Pero de un momento a otro, durante el receso de media mañana, se había visto embargada de una efusividad nada propia de ella. Y nadie comprendía de dónde había salido tanto ímpetu, solo la dejaban pasearse por ahí contenta.

La Niña de las Pesadillas.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin