Capítulo 62

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La noticia de la expedición de Yurisiel a Oriente puso patas arriba todo el imperio.

Desde su ascenso al trono, Yurisiel no había mostrado ningún interés por las guerras, mucho menos en expediciones o cualquier tipo de asunto militar. Por eso, la noticia de que dirigiría los refuerzos como respuesta contra la invasión del reino de Kaizen y partiría personalmente con ellos bastó para que todo el Imperio entrara en frenesí.

No sólo los miembros de la nobleza, sino también los ciudadanos imperiales que se enteraban de la noticia no podían evitar enzarzarse en acaloradas discusiones, debatiendo cuáles eran las verdaderas intenciones del Emperador. Especialmente hoy en día, Yurisiel contaba con más apoyo del pueblo que nunca, por lo que había mucha preocupación por su seguridad en aquellas charlas. Las opiniones sobre si tal respuesta era necesaria ante la provocación del Reino de Kaizen variaban ampliamente.

Sin embargo, Yurisiel dejó a un lado toda esa confusión y se apresuró con los preparativos de la expedición. En realidad, el que estaba realmente ocupado con los preparativos era Serbian, que había sido nombrado comandante general de esta unidad de refuerzos, pero Yurisiel no estaba cruzado de brazos; después de todo, ésta era su primera expedición oficial desde su acceso al trono, así que había muchas cosas de las que debía estar informado.

Incluso si no podía proporcionar una ayuda significativa al ejército imperial, al menos, no quería obstaculizar el camino de Serbian. Ése era su objetivo.

En el despacho, Yurisiel estaba escuchando la explicación de Serbian sobre los suministros necesarios y rutas que se necesitarían para la próxima partida, cuando oyó al chambelán decir que Lionel solicitaba una audiencia. Estaba desconcertado.

"¿Lord de Lantos?"

"Sí, Majestad".

Dijo el chambelán Maurice con mirada cautelosa.

"En realidad, lleva bastante tiempo esperando".

Yurisiel miró a Serbian con expresión un tanto inquisitiva, preguntándose si sabría la razón por la que Lionel le buscaba. Pero Serbian, que fruncía ligeramente el ceño, tampoco parecía saber cuál era el propósito de Lionel. Yurisiel no pudo evitar encogerse de hombros, y se volvió hacia el chambelán.

"Dile que venga. Terminaremos esto en unos momentos".

Las palabras que siguieron iban dirigidas a Serbian. Serbian permaneció en silencio, reuniendo los documentos de los que informaba a Yurisiel. Cuando hubo recogido todos los papeles clasificados que tenía sobre su mesa, hizo un gesto con la cabeza al chambelán. Cuando la puerta del despacho se abrió, dejando ver el ardiente cabello rojo de Lionel, éste hizo una profunda reverencia ante Yurisiel.

"Saludo a Su Majestad el Emperador".

Fue una rara muestra de cortesía. Levantando la cabeza, los ojos rojos de Lionel se desviaron hacia Serbian, que estaba de pie a un lado en el despacho. Lionel dudó un momento, pero pronto desvió la mirada de Serbian, aparentemente desinteresado, y miró a Yurisiel. Comenzó a hablar, con una voz inusualmente seria.

"Majestad, tengo una petición muy importante, por eso he venido a verle".

¿A qué viene este repentino asunto tan serio? Yurisiel ladeó la cabeza mitad con perplejidad y mitad con curiosidad, asintiendo hacia Lionel.

"Adelante, cuéntamelo".

Los ojos rojos de Lionel lo miraron fijamente. Lentamente, sus labios se movieron.

"En esta expedición, por favor, te pido que me lleves contigo".

"...¿Qué?"

Dijo Yurisiel con voz desconcertada. Sin embargo, Lionel, sin pestañear, volvió a articular palabras con un tono igual de serio.

El tirano quiere vivirWhere stories live. Discover now