El tirano quiere vivir

Capítulo 68

"Esos son los perpetradores".

Dijo uno de los exploradores en voz baja. Serbian hizo un pequeño gesto con la cabeza y se quedó mirando la escena que se desarrollaba un poco más abajo de ellos, más allá de los densos árboles.

La información de los exploradores era exacta. Los presuntos caballeros de Kaizen y los individuos que probablemente eran aliados estaban reunidos allí mismo, bajo un denso follaje de árboles, en un terreno en forma de claro hundido. Aunque se había informado que eran unas treinta personas huyendo de las fuerzas de Kaizen, éstas habían acabado atrapadas en este callejón sin salida. Además, el grupo rodeado por los caballeros de Kaizen se había reducido a una veintena.

Serbian entrecerró los ojos mientras observaba cuidadosamente a los individuos acorralados. De los labios de Serbian brotaron palabras llenas de seguridad.

"Es cierto. Son miembros del Frente Oriental. Su estilo de manejo de la espada es propio del ejército imperial".

"¿Qué hacemos entonces?", el comandante de la Primera Orden de Caballeros. Serbian observó el terreno por un momento antes de volverse hacia Edwin y hablar.

"Toma treinta caballeros y rodea la retaguardia para bloquear su ruta de escape. Que no se escape ni uno solo".

Edwin asintió sin decir una palabra y desapareció en silencio hacia la retaguardia. Serbian esperó a que Edwin tomara su posición y se tomó un momento para analizar la situación.

Alrededor de veinte aliados estaban agolpados en la zona ligeramente hundida, parecido a un claro, y los caballeros de Kaizen los acorralaban sin prisas, bloqueando la única salida pero manteniendo la presión. Como si ya fueran ratas atrapadas en una jaula, los caballeros de Kaizen se reían abiertamente y charlaban entre ellos, ejerciendo una presión distendida sobre las fuerzas imperiales. Uno de los caballeros de Kaizen, que parecía ser uno de los líderes del grupo, habló con voz burlona.

"De todas formas, no hay ningún lugar al que puedan huir. ¿Por qué no mejor abandonan ahora esta inútil resistencia? ¿no creen? Bueno, no es que rendirse los salve".

Las risas estallaron entre los caballeros de Kaizen. Los rostros de los soldados imperiales apiñados en un rincón se tornaron pálidos, pero sus bocas estaban apretadas con fuerza y sus espadas apuntaban directamente a los caballeros que los presionaban. Estaba claro que era la Guardia Oriental, un conjunto de tropas de élite bien entrenadas.

El caballero que acababa de hacer el comentario burlón se adelantó y volvió a hablar.

"¿Por qué nadie dice nada? ¿Acaso están todos amordazados? ¿Qué tal si nos explican por qué han venido hasta aquí? Ya que todos ustedes van a perder sus vidas de todos modos... incluso en la muerte, ¿no sería menos tortuoso si el camino final no fuera demasiado doloroso? Hablen, ¿Hay algún camino a través de este bosque? Si son honestos conmigo, prometo enviarlos al más allá rápidamente, sin sufrimiento".

Una sonrisa torcida se dibujó en las comisuras de sus labios, y el caballero de Kaizen hizo girar su espada juguetonamente. Sin embargo, ninguno de los soldados imperiales reaccionó. Un silencio sepulcral se apoderó de las tropas imperiales, hasta que, con una expresión ligeramente irritada en el rostro, el caballero de Kaizen volvió a hablar.

"¿Nadie va a hablar, eh?"

"¡Mátennos!"

El hombre que estaba en el centro de los imperiales reunidos habló con dureza. El caballero de Kaizen volvió a mirar a los demás con expresión impasible.

"No se puede evitar. Matemos a la mitad de ellos y capturemos a la otra mitad para torturarlos".

Sin embargo, esto no fue lo que realmente ocurrió después. Antes de que los caballeros de Kaizen pudieran siquiera adoptar una postura de ataque adecuada, la Primera División de Caballeros liderada por Serbian irrumpió desde la espesa maleza de abajo, entre los densos árboles. En un instante, el estrecho claro se llenó con el clamor de los caballos relinchando salvajemente y el entrechocar de las pesadas armaduras.