Capítulo 18

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Me desperté recordando la noche anterior, había sido intensa, pero me había quedado con ganas de más.
Me acerqué a Violeta que se encontraba en mi misma cama y noté cuando su espalda entró en contacto con mi torso desnudo, a la vez rodeé con uno de mis brazos su cintura.

- Chiara - me regañó la pelirroja con voz de recién despertada.

- Hace frío jo - dije mientras dejaba algún que otro beso en su espalda.

- Normal si duermes sin nada en invierno. Ponte una camiseta.

- No quiero - respondí dejando un mordisco en su hombro.

- Kiki, yo te mato - alzó la voz Violeta saliendo de la cama y poniéndose de pie.

- Lesbianas callaros ya - ordenó Juanjo desde el otro lado de la habitación.

Violeta se asustó ante la voz del chico y se metió directa de nuevo a la cama donde yo estaba, poniendo su cara en mi cuello para empezarse a reír.

El sol se filtraba tímidamente por las cortinas entreabiertas, iluminando la habitación con una suave luz. Me sentí agusto por el calor del cuerpo de Violeta junto al mío, pero su risa me contagió y no pude evitar reírme con ella.

- Vaya manera de despertar - bromeé aún acurrucada con ella entre las sábanas intercambiandonos el calor de nuestros cuerpos.

- Solo tú puedes convertir una mañana tranquila y rutinaria en diferente y escandalosa - respondió la pelirroja rodando los ojos con una sonrisa.

- Niñas, callaros ya coooo. Que dais un mal que jodo. No se puede dormir así - volvió a gritar Juanjo desde la otra punta de la habitación.

Violeta y yo nos miramos y soltamos una carcajada debido al acento tan característico que tenía el maño.

Después de compartir risas y bromas con Juanjo y Violeta, decidimos levantarnos de la cama y comenzar el día. Nos arreglamos rápidamente y fuimos juntas a la cocina, donde nos encontramos con el resto de los compañeros desayunando.

Durante el desayuno, hablamos sobre el horario de ese día con los demás, pero a la vez noté que las cámaras parecían enfocarse en nosotras con más frecuencia de lo habitual.

Traté de ignorar la sensación de ser observada mientras disfrutaba del momento junto a Violeta y los demás. Simplemente pensé que estarían siendo cosas mías y que no era verdad.

Al terminar de desayunar, decidí ir a la terraza  con Violeta y se unieron Ruslana, Martín y Juanjo.
El aire fresco y el sol de la mañana nos llenaban de energía, y nuestras risas resonaban en la terraza.

Sin embargo, a medida que avanzaba el día, noté que Violeta y yo nos separamos un poco más de lo habitual. Las cámaras estaban en todas partes, grabando cada uno de nuestros movimientos y gestos, cosa que Violeta me había recalcado que no quería que pasase, quería que cuando las dos saliéramos de esa academia estuviéramos libres de carpetas que nos perjudicarán.

A pesar de ello, traté de mantenerme cerca de ella, disfrutando de su compañía y de los momentos que compartíamos juntas cuando había más compañeros.

La luna ya había llegado y con ello la profunda noche. Acabábamos de terminar nuestros ensayos y nos encontrábamos esperando para la cena cuando Noemí apareció.

- Chicos, nos vamos de paseo un rato, seguidme - dijo Noemí nada más llegar a las mesas donde estábamos todos sentados hambrientos.

- Pero Noe, tenemos mucha hambre - habló Ruslana sin levantarse de la silla.

- No sois niños pequeños, podéis esperar 10 minutos a comer - comentó la directora de la academia para acto seguido volver a hablar - Vamos, levantaros y seguirme.

El perfume tuyo - Kivi (Violeta y Chiara)Where stories live. Discover now