Capítulo 29

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Encontrarse en aquel banco se volvió algo habitual. No sucede todos los días, pero se transformó en un momento especial, en esa pausa para respirar y reconectar, para soltar y avanzar.

Es un momento lleno de intenciones silenciosas y de esperanzas secretas, de empezar a creer que siempre podrán reencontrarse a pesar que las formas muten y los sentimientos se transformen.

En principio, era el silencio el que hablaba, luego los gestos velados y las expresiones tímidas, hasta que la comunicación, poco a poco, llegó de forma natural.

Hablan de cosas fáciles y sencillas, aleatorias y más bien triviales, nunca del pasado, ni de nada demasiado personal.

Es como si tácitamente estuviesen de acuerdo en comenzar desde cero, con una pizarra limpia, para ver hasta dónde son capaces de llegar; pero sabiendo que existe una conversación pendiente y qué en algún momento llegará.

De momento no hay prisas y dejan que las cosas fluyan, sin presiones, abiertas y dispuestas a reconectar, entenderse, descubrirse y conocerse en esta nueva etapa de sus vidas.


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Hay quienes dicen y creen que las cosas suceden por una razón, pero es difícil comprenderlo o asimilarlo, cuando se pasa por tantas dificultades y aquello se siente como un consuelo tonto.

Sin embargo, cuando se logra encarar la vida desde aquella perspectiva, todo cambia, porque las vivencias, tanto buenas como malas, se convierten en una oportunidad de aprendizaje y de crecimiento.

Todo sucede por alguna razón, nada es casualidad o producto del azar. Todo efecto tiene una causa, nuestras decisiones influyen en nuestro camino y nuestras acciones traen consecuencias, pero detrás de ello existe un sentido y un propósito mayor, qué va más allá de lo que somos capaces de ver, que tarde o temprano podemos comprender, si estamos abiertos a ello.


La vida de Lexa, desde temprana edad, estuvo marcada por las perdidas, el abandono y los abusos, así como por la tristeza, el dolor y la desesperación.

Muchas veces soñó con ser alguien más y que su vida cambiará, pero no creyó que existiera un futuro diferente, ni confió en si misma para lograrlo; pensó que era todo lo que estaba destinada a conocer y solo debía intentar sobrevivir con los traumas a cuestas.

Entonces sucedió que debió regresar a Rimbaud, cuando creyó que nunca más pisaría aquel lugar, y aquel viaje lo cambió todo, porque a pesar de lo malo que trajo consigo, tanto en su salud física como mental, aconteció lo mejor que pudo haberle pasado alguna vez; conocer a Clarke.

Hoy entiende que conocerle estaba destinado a suceder, en el tiempo y la forma en que se dio; así como todo lo que compartieron, su posterior partida y su tiempo lejos de ella.

Se equivocó en un sinfín de formas y maneras de proceder, pero fue el proceso que debió pasar, para llegar a ser quien es hoy en día; alguien que no se rindió y le encontró finalmente sentido a su vida.

No fue fácil y no sucedió de un día para otro, fue una batalla sin descanso consigo misma, una dura lucha personal e íntima, para salir de aquel lugar oscuro al que llegó; muchas veces estuvo a punto de rendirse, pero allí, aquel te amo, que no entendía, hacía eco de manera casi mística e inexplicable que le hacía aferrarse la vida.

Fue un periplo largo y difícil en busca de la propia redención y el renacer, en el cual aprendió a conocerse, respetarse y confiar en sí misma, para finalmente aceptarse y amarse tal cual es.

Un viaje inesperadoWhere stories live. Discover now