Me encontraba caído, había resbalado con una cascara de guineo, una y otra vez, muchas veces, con muchas cascaras de guineo, había perdido la visión, estaba cansado, deprimido. Ya no sabia que hacer, como levantarme, todo me dolía, para colmo cuando me levantaba y trataba de caminar había una roca en el medio demasiado de grande, que no podía mover, estaba fatigado, lloraba, gritaba, Aah me enfurecía, quería avanzar pero algo me detenía, quería levantarme, quería seguir caminando, pero cada vez que me levantaba y caminaba, chocaba con la piedra, resbalada con la cascara y volvía a caer, tenia depresión, no sabia que mas hacer, hasta que en un momento llego Jesús, movió la piedra, me ayudo para botar la cascara que me hacia caer, le había tomado amor al piso, porque no me podía levantar, pensaba y ya mi esperanza estaba y mi fe en que estaría siempre en el piso pero no era así, Dios no me quería en el piso, me levante con fuerza, tratando y tratando, El me decía Yo se que tu puedes, no te rindas, me arme de valor, tome mi armadura, tome mi espada, salí al campo de batalla, una vez mas y esta vez vencí, porque Jesús estaba a mi lado, y aunque estaba, siempre estuvo de una manera u otra, yo me rendí y solté los guantes, pero cuando llego Jesús, Me levante, A ti te digo Levántate, porque el piso no es tu lugar.
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