Cap 2 Adara Muriel

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Adara Muriel, Reino Mortal

Adara Muriel estaba a punto de terminar su último año de instituto y esto la tenía muy emocionada, ya que, después de su graduación se mudaría a una ciudad más grande donde tendría la oportunidad de conocer nuevas personas, pertenecer a otro circulo social. El que tenía no estaba mal pero nunca salió de su ciudad natal y desde hace algún tiempo estaba sintiéndose algo asfixiada.

Siempre haciendo las mismas cosas, con las mismas personas, pero esto pronto cambiaría al fin recibió su carta de aceptación al MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en Boston. Consiguió lo que tanto ansiaba, entrar al programa de humanidades, artes y ciencias sociales. Ingresar en esta universidad era el sueño de su vida y por fin lo había logrado. Nada ni nadie le iba a quitar la sonrisa de los labios y todos los planes que se habían formado en su mente gracias a esas hojas que decían "Te damos la bienvenida..." Todo su esfuerzo valió la pena, cada trasnocho y negativa a divertirse con sus amigos se vio recompensado con esas simples letras. ¿Acaso se podía ser más afortunada? Aunque todo momento de felicidad infinita tenía que verse opacado por algo y para Adara no hubo excepción, ella se iba, pero su madre se quedaba y siempre fueron tan solo las dos. Ese detalle le estaba causando un gran nudo en su estómago, entonces ni modo, la sonrisa sí que se fue de su rostro.

Esa mañana inició con normalidad, la misma rutina de siempre. Se levantó incluso antes de que el despertador emitiera ese ruido horrible y ensordecedor. Sin embargo, era el único que lograba sacarla del sueño profundo en el que caía cada que pegaba la cabeza contra la almohada. Acto seguido se dio una deliciosa ducha caliente, se vistió sin ponerle mucha atención a la ropa pues de todos modos no era como si no conociera a todos y cada uno de los chicos que iban al aburrido templo de enseñanza. No había absolutamente nadie a quien impresionar, así que podía ir incluso sin ducharse y no pasaría nada.
Saliendo de su recámara se encontró con su madre quien preparaba como todos los días su desayuno, le dio un beso y se sentó a desayunar junto a ella y esperar que Samy su mejor amiga por una sola vez en la vida pasara a recogerla temprano, aunque eso era mucho pedir, esa chica así se levantara con tres horas anticipadas no llegaría a tiempo ni a la cita inevitable con la muerte. Sin embargo, lo que Adara jamás sospecharía es que ese día no sería como los otros en Lexington (Massachusetts), teniendo en cuenta que todo y en especial su aburrida y odiada normalidad estaba a punto de cambiar gracias a la visita inesperada de ciertos seres sobrenaturales.

—Entonces dice... _Empezó a relatar Adara presa del nerviosismo.

—Dime ya cariño que me muero de nervios. _Apremió Contance contagiándose de la actitud de su hija.

—Me aceptaron mamá.

—¡Siiiiii! _Gritó Constance con gran emoción, luego se levantó rápidamente del comedor y lleno de besos a su hija.

—Mamá parece como si desearas que me fuera.

—No es eso, acaso no has parloteado que este ha sido tu sueño, pues se está cumpliendo y sabes que tu felicidad es la mía.

Adara se sintió realmente afortunada por contar con su madre para todo y es que Constance además de ser quien la trajo al mundo, también era su amiga, al vivir juntas y sortear la vida se convirtieron en un sólido equipo basado en la confianza. Por las mejillas de Adara resbalaron lágrimas de auténtica felicidad, pues se dio cuenta que su preocupación estaba injustificada y que además no es como que se fuera a ir del estado, ella podría viajar para ver que Constance estuviera bien.

Adara se despidió de su madre Constance con un beso en la mejilla, como de costumbre recogió los 5 dólares que siempre le daba para él almuerzo y salió al encuentro de Samy quién otra vez llegaba tarde a recogerla, como lo había sospechado naturalmente.

Hades el Visitante del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora