Hades el Visitante del Inframundo

Cap 10 La Advertencia

Adara, Reino Mortal.

Adara despertó entre los brazos del hombre de quien inevitablemente estaba profundamente enamorada, él débil resplandor del sol entraba por la gran ventana de la habitación en la que se encontraban augurando lo temprano que aún estaba. Le dijo a su madre que se quedaría en la casa de Samy y como lo hacía regularmente, esta no puso problema alguno. En el fondo experimentaba algo de culpa por mentir, cuando su relación siempre se basó en la confianza. Sin embargo, en su defensa estaba el hecho de que no era nada fácil confesar que su falta se atribuía al hecho de haber decidido compartir intimidad con su No novio.

Mientras observaba el placido sueño del hermoso hombre a su lado, se permitió recordar con una sonrisa en sus labios, todo lo vivido apenas hace algunas horas, rememoraba como la había tocado, besado, amado. El solo hecho de evocar todo lo que experimentaron provocó que se le erizaran los vellos de los brazos, que le hirviera la sangre y sobre todo deseaba que sucediera nuevamente. Sus pensamientos lascivos la obligaron a apretar las piernas, causando el escozor que evidenciaba que lo experimentado en definitiva no fue un sueño y la incomodidad entre sus piernas era la prueba principal.

Felicidad eso era lo que sentía, ya que, la forma en que él se comportó con ella, esas miradas crudas y honestas le dejaron en claro que él también experimentaba sentimientos por ella. Sin embargo, había algo que no permitía que Adara se sintiera completamente feliz, esa sombra que la perseguía cada que se permitía soñar, aunque fuera por un instante que lo que tenían podía perdurar. Y esto era el irrefutable hecho de que pronto debían separarse y eso le dolía más de lo que estaba dispuesta a aceptar, ya que, estos pensamientos, esta amargura no podía compartirla con él pues su trato fue pactado y ella estuvo de acuerdo.

Se había enamorado de él y era estúpido negarlo, Adara se permitió observarlo un rato más. Él aún dormía, se le veía tan sereno, tan guapo, tan suyo. Aunque solo fuera por ese poco tiempo, por esos pocos instantes él era suyo.

***

No alcanzaba a recordar cuando fue la última vez que concilió tan bien el sueño y la respuesta a ese interrogante, tal vez, era Nunca. Al ser un dios no necesitaba dormir para recuperar energías como los humanos. Pero sí podía hacerlo por placer si lo deseaba y en esa ocasión así lo dispuso, lo anterior lo sorprendía pues nunca sintió tanta confianza con alguien como para permitirse dejarse ir y quedar en total vulnerabilidad. Con ella compartió todo, dejo que mirara en su interior mientras le hacía el amor, porque fue así, ellos compartieron la máxima entrega una que para él era desconocida, ya que, todos sus encuentros anteriores por más carnales y satisfactorios que hubiesen sido, fueron indudablemente mandados a la mierda por una joven e inexperta humana. ¡Mierda! Estaba completamente jodido, todo estaba jodido y esto le aterraba.

Había despertado hace algunas horas y se quedó mirándola hipnotizado. Sintió el momento exacto en el que ella se alejaba de la bruma del sueño y decidió hacerse el dormido para cerciorarse de cual sería su reacción al abrir los ojos a su lado. Sentía como lo observaba, concebía su corazón latiendo rápidamente dejando en evidencia lo afectada que ella se encontraba y todo ello era por su causa, ambos estaban perdidos enredados en un intenso sentimiento que al final del día solo traería problemas, lo más sensato sería dejar las cosas de ese tamaño y así fuese un maldito miserable regresar al tártaro y dejar la maldita confusión en el pasado. Sin embargo, todo lo que tenía que ver con sensatez se fue al mismísimo carajo con tan solo percibir el delicioso olor de su excitación, se descontroló de tal forma que todas las preocupaciones fueron enviadas al fondo, después abrió los ojos con premura y sin darle tiempo de reaccionar succiono sus labios con prisa, con hambre de poseerla nuevamente y así perderse en el oscuro placer que solo ella podía proveer.