Cap 32 Entrenamiento

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Adara estaba furiosa, pero no solo eso, también se sentía decepcionada y eso solo pasa cuando se tienen altas expectativas sobre alguien. No ayudaba tampoco lo que permitió que sucediera la pasada noche. Sin embargo, no dejó que su mente tomara ese rumbo, no cuando el solo traer imágenes de su encuentro causaba que una parte de ella le deseara mas de lo que era sanamente permitido. Y mucho menos después de ser testigo de su violencia, la imagen que tenía de él no era la mejor, pero ni en el peor de los casos dimensionó que Hades podría albergar semejante maldad, muchos se lo advirtieron, pero también era bien sabido que la experiencia jamás se adquiere por cabeza ajena.

Salió del tártaro con la intensión de descansar, de todos modos, aún se sentía un poco mareada y no era para menos, pues su falta de conocimiento del alcance de su poder por poco la mata. Necesitaba darse un momento y después tomar decisiones, pero al ingresar en su habitación lo último que imaginó sería el encontrarse precisamente con ella.

—Deja tu cara de pánico que hoy no he venido a matarte. _Inquirió Perséfone mientras miraba a la humana con diversión y es que lo que estaba a punto de hacer era excitante. Adicionalmente era claro que la chica no esperaba verla en mucho tiempo, no cuando Hades se atrevió a tanto. Sin embargo, él debía terminar de aceptar de una vez por todas que ella era la reina y cuando se tratase del Inframundo no podría sacarla de juego tan fácilmente.

Adara no sabía como actuar, según Hades ella no sería un problema, igualmente no entendía como podía seguir creyendo en alguien que no hacía más que fallarle.

—¿Qué quieres? _Se atrevió a preguntar Adara, fingiendo una seguridad que claramente no sentía. De todos modos, la reina del lugar podría acabar con su existencia con tan solo un movimiento de sus dedos. Sin embargo, así ese fuera el resultado, por lo menos lucharía y no se lo dejaría tan fácil.

—De ti no quiero nada, además que podría hacer por mi un ser tan insignificante como tú, deberías agradecerme porque soy yo la que ha venido a hacerte un favor.

Y tomando a Adara totalmente desprevenida Perséfone la sujetó del brazo y en un abrir y cerrar de ojos se materializaron en un sitio del palacio que le era totalmente desconocido.

Perséfone se sentía dichosa Hades con sus acciones solo le estaba poniendo las cosas cada vez más fáciles, además ahora más que nunca tenía que luchar por su lugar como reina. Hades al fin era en su totalidad lo que ella siempre deseó, su versión anterior estaba bien, pero este ser cruel y despiadado que ahora gobernaba libre de escrúpulos era realmente fascinante y no estaba dispuesta a dejárselo a la tonta que veía atónica lo que sucedía justo en frente.

La reina del Inframundo enmascaró sus presencias, y se deleitó viendo como Hades hacía de las suyas y lo mejor de todo era como resbalaban lágrimas por las mejillas de la humana.

***

Adara no daba crédito y se sentía estúpida por sorprenderse ¿Qué mas tenia que ver para terminarse de convencer? Nada, ya era suficiente.

Hades vestía tan solo sus característicos pantalones de cuero negro, su torso totalmente desnudo, al parecer se había aseado retirándose la sangre salpicada a causa de su venganza en contra de Eros. Se hallaba sentado sobre una gran silla negra, decorada con cojinería roja, todo un rey, su mirada ahora plateada y una media sonrisa cínica adornaba su boca. Sin embargo, lo que tenia mal a Adara era la mujer que estaba arrodillada justo en frente, mirándolo con adoración absoluta, jurando hacer todo lo que él le pidiese.

—¿Cuál es tu respuesta Gea? _Cuestionó el dios oscuro, mientras acariciaba la cabellera plateada de la exuberante mujer.

Con la caricia del dios la mujer ronroneaba a causa del placer que ese gesto le provocaba, era mas que obvio que estaba obnubilada por él.

Hades el Visitante del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora