Cap 4 Primera parada

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Hades y Afrodita, Reino mortal.

Acababan de llegar al reino humano y Afrodita no estaba nada feliz. ¿Por qué a su hermano le gustaba tanto dañar la diversión? de todos los lugares glamurosos y excitantes que existían en este mundo, justo él tenía que elegir una ciudad tan pequeña. Era injusto, sabía que ya lo tenía desesperado con sus quejas, también que él no iba a cambiar de opinión.

Él dios quería ser precavido no quería que su esposa al percatarse de su ausencia lo encontrara tan rápido y es que cuando Perséfone los encontrara seguro le cortaría las pelotas, la diosa no pudo evitar reprimir una sonrisa, porque eso sí que sería divertido de presenciar.

Afrodita decidió dejar de discutir con su hermano y dejarlo ganar solo por esta vez, ya habría otras decisiones que ella podría tomar para divertirse. Y empezaría ahora mismo, como por ejemplo si él no quería llamar la atención demasiado tendría que vestir de una forma menos, como decirlo, como él. Es que no podía creer que a plena vista de los humanos llevara puesta una de sus pesadas capas, parecía más un loco acabado de salir del manicomio que un joven humano.

—Entiendo porque quieres quedarte aquí, pero si te empeñas en no usar el vestuario con el que te puedes camuflar entre ellos nos van a mandar al manicomio, y ni se te ocurra presentarte por tu nombre real. _Le dijo la diosa arqueando una ceja rubia ante lo evidente.

—Esa ropa que te empeñas en que use no es digna, soy un dios mayor y en lo referente a mi nombre no es negociable, no estoy dispuesto a usar nombres comunes y vulgares. _Se quejó Hades mientras se sentía una burla al notar los trapos con los que lo acababa de vestir la diosa.

—Ya deja de quejarte, estas empezando a sonar como Zeus. _Se burló ella sabiendo que esto lo molestaría aún más. Luego empezó a mirarlo detalladamente para ver si así era suficiente para pasar desapercibidos. Sin embargo, tuvo que alzar las manos en señal de rendición.

—Y ahora que te pasa. _Indagó el dios exasperado por tanta queja.

—Que ni poniéndote una bolsa en la cara pasas desapercibido. _Señaló la diosa.

Y es que su hermano gozaba de una belleza diferente a la de los demás dioses, porque además de tener una anatomía perfecta estaba el hecho de que Hades tenia un aura de misterio la cual subyace de los secretos que guardaba y esa constante expresión de acércate y te mueres. Tal vez él ni se daba cuenta, pero su visita si que iba a revolucionar esta pequeñita ciudad, entonces pensó que de golpe sí que habría diversión y para empezar de algún modo no desaprovecharía la oportunidad de poner en evidencia a aquella criaturilla que se comía con los ojos a Hades y es que no podía disimular el deseo tan carnal y la pasión que él había despertado en ella, en ese sentido nadie nunca podría engañarla, por algo era la diosa del amor, el deseo y la pasión.

Pobre chica pensó la diosa creo que no podrás disfrutar de mi hermanito, a menos que.........

—Oye chica! ¿te gusta lo que ves? _Gritó la diosa, pero no pudo deleitarse con la respuesta de parte de la chiquilla porque está ya había salido disparada en el transporte humano.

De todos modos, ya tenía un plan para poder jugar un rato mientras estuvieran en este lugar, es que mezclarse entre jóvenes la mantendría entretenida por un tiempo, eran tan vitales, apasionados y nunca pensaban en las consecuencias de sus actos. ¡Tanto en común! Chilló la diosa con emoción, ganándose un bufido más de parte del amargado.


Entonces le informó a su hermano que aceptaba el lugar elegido, pero con la condición de que ella tomaría la siguiente decisión, ellos deberían inscribirse en un instituto académico más cercano y pasar como si fuesen estudiantes. De todos modos, ella no aparentaba más de 17 años y su hermano 19. Fácilmente podrían hacerse pasar por chicos que estaban por graduarse.

Hades el Visitante del InframundoWhere stories live. Discover now