Cap 30 De regreso al Tártaro

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Adara, Tártaro.

Afrodita la guio hasta acercarse al tétrico calabozo del cual provenían los gritos. Al ingresar no pudo contener el jadeo de terror al ver lo que estaba sucediendo. Hades estaba sin camisa, el torso totalmente iluminado gracias a las antorchas, sus piernas enfundadas en un pantalón de cuero y botas de motero. Adara sabía que no era el momento para detallarlo de la forma en que lo hacía, pero le era imposible no admirar su físico oscuro y peligroso.

Se obligó a salir de su aturdimiento y concentrarse en lo que estaba ocurriendo, Hades en su mano tenía un látigo de cuero, con el cual impactaba una y otra vez el cuerpo totalmente desnudo del hombre que se encontraba arrodillado de espaldas a ellas, atado con gruesas cadenas.

—No...hermano por favor déjalo ir te lo ruego. _Rogó Afrodita manteniendo una distancia prudente del Ser oscuro que golpeaba sin ninguna intención de detenerse. 

Era claro que sabía de la presencia de las mujeres, pero aún así no se detenía. 

—No ruegues, que bien sabes que debe pagar.  _Respondió Hades con voz fría.

Adara miraba la escena sin comprender nada. No sabía quien era ese hombre, mucho menos el por qué Hades lo golpeaba de esa forma, ni mucho menos el por que Afrodita se veía tan afectada. 

—Adara por favor, dile que pare te lo suplico. Se que él merece esto, pero no soporto su dolor te lo ruego. _Pidió la diosa dirigiendo sus suplicas hacía la chica aturdida.

Entonces en ese preciso instante lo supo todo, se sintió una completa estúpida al no haber entendido lo que realmente estaba ocurriendo.

—Hades...

Le llamó Adara cautelosamente intentando llamar su atención y lo logró, solo que se encontró nuevamente con esa mirada plata liquida, la cual solo significaba una cosa, la oscuridad.

—¿A que has venido? ¿Quieres ver como recibe su castigo? _Hades retomó los latigazos con ahínco, con saña, la piel se desprendía de su cuerpo revelando heridas profundas que llegaban casi hasta el hueso, generando que el hombre volvió a gritar desgarradoramente.

—¡No! Hades por favor, él esta arrepentido. _Suplicó la diosa del amor mientras caía de rodillas destrozada por la suerte del hombre al que Hades castigaba.

—No lo estoy madre, no hables por mí, porque no me arrepiento de absolutamente nada _Contestó el hombre tratando de escucharse firme, pero era claro que le era imposible disimular el dolor que el dios del averno le provocaba.

Era Colton, él hombre al que Hades estaba lastimando y que acababa de llamar madre a Afrodita era el mismo miserable que la tuvo encerrada.

—Eros, calla la maldita boca, por favor, dile ahora mismo que lo lamentas, dile que no quisiste hacerlo, pídele perdón a Adara. _Reprendía Afrodita, causando que Eros se burlara con ganas, 

—Su destino esta decidido hermana desde el mismo instante en que tu pequeño mequetrefe se atrevió a poner sus asquerosas manos en mi mujer y no hay nada que tu o él puedan decir para evitarlo. _Sentenció el dios verdugo cambiando el látigo por uno mas grande y aterrador.

Eros lo habían llamado, Eros y era hijo de Afrodita. Entonces en eso también la engañó. Fue claro para ella en su cautiverio que ese sujeto no era un humano común, pero jamás imaginó que se trataba de alguien tan cercano a Hades e incluso a alguien a quien siempre le tuvo tanto aprecio y la consideró su amiga como a la diosa del amor. 

Eros era el dios del amor, hijo de Afrodita. Adara estaba totalmente sorprendida, pues su atacante quien le había hecho pasar por uno de los momentos mas horribles de su vida, quien se había hecho pasar por un chico humano corriente con el que tuvo un intento de relación era otro estúpido dios. Es que acaso los dioses no tenían nada más interesante que hacer que joderle la vida, ya estaba harta de estar en la mitad de toda esa mierda, sin ni siquiera entender la razón del odio de Coltón/Eros o como mierdas se llamase.

Hades el Visitante del InframundoWhere stories live. Discover now