O9

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el celo del conejo había terminado, y aunque nada cambio, pues los mimos aún eran normales en su relación, Jin ya no sabía que pensar o como actuar ante su pequeño híbrido, los nervios aparecían cuando el menor lo abrazaba, le sonreía, su corazón latía al ver sus ojitos, su actuar tierno, estaba seguro de lo loco que se había vuelto por el chiquillo, cosa que también lo asustó.

mientras los menores -incluido el conejito- jugaban en la sala amplia de aquella casa, un preocupado can daba vueltas y vueltas en la habitación de jisoo quien tenía recargada su cabeza en su brazo, queriendo dormir pues recientemente estaba más ocupada de lo normal, soltó un suspiro mientras que su menor tenía muchas ideas en su cabeza.

–noonaaa jeongguk me gusta, y mucho, pero no le debo interesar, además soy mayor que él –dijo echando sus puntiagudas orejas  hacía atrás de su cabeza mientras tenía un leve puchero en sus pequeños labios.

–jin-ah, entiende que también le gustas, además, eres alguien que cuidara de él bastante bien, mejor...

–¡no!, no, tengo que enamorarlo noona.

–bien, entonces no pierdas el tiempo y comienza tu conquista señor Romeo.

el castaño pensó, conquistar, era bastante torpe, tenía miedo a que jeongguk se diera cuenta de su pobre intento de enamorarlo, cuando volteó hacia la pelinegra, está ya se encontraba acostada soltando leves ronquidos, el híbrido sonrió acercándose a ella para dejar un pequeño beso en su cabeza, salió de la habitación cerrando está con cuidado. camino por el pequeño pasillo topandose con varios pequeños en el camino, pensando en lo poco que pudo hablar con su noona.

debía darle una vida al pequeño conejito, integrarlo a estudiar y él trabajar, sí, Jisoo les dió educación, y jin había terminado la universidad, pero no busco trabajo por sentir que dejaba sola a la mayor, quien le animaba a que esto no era así, pero Jin no cambió su opinión, ahora con el castaño las cosas comenzaban a tener conciencia en él.

ya era un adulto, tenía que ser independiente, idea que recientemente estaba en su cabeza pero que nunca conversó con jisoo, sonrió, vivió una hermosa vida, pero tenía que abrir sus alas y quién sabe, tal vez con un adorable conejito a su lado.

jeongguk debido al celo faltó al colegio, siendo entendido por los maestros, ahora se encontraba en la mesa del comedor poniéndose al corriente con apuntes, Seokjin lo miró por un pequeño momento, torció sus labios y se acercó al más pequeño quien al notar su presencia, sonrió mostrando sus grandes dientes.

y jin podía sentir que moría ahí mismo.

–saldré kookie, si noona despierta le avisas por favor —el menor asintió, tomó un saco que colgaba del perchero, largo y café, se volvió hacía el conejito para despedirse nuevamente, abrió la puerta y salió.

el aire frío pego en su rostro, estaban en épocas de invierno, pero no esperaba tanto aire, sin embargo eso no lo detuvo, siguió su camino por las calles algo vacías debido a la hora, ¿qué hacía?, no precisamente buscar un trabajo, sino más bien un local.

cuando era niño tenía el sueño de poner una florería de bonitos colores pasteles y variedad de flores, razón por la cual cuando era adolescente, después del colegio trabaja como mesero o paseaba a las mascotas de los vecinos quienes le pagaban bien, poco a poco ahorrando hasta que cumplió diecinueve fue más constante en estudiar y trabajar, consiguiendo más dinero que aún tiene en su habitación.

varios locales en renta llamaron su atención, además de departamentos bastantes lindos, vaya que le faltaba salir, pues así pudo relajarse y conocer más lugares donde podría comenzar una nueva etapa, claro, yendo al orfanato para visitar a su hermosa familia. la oscuridad comenzaba a caer, jin aprovecho para sentarse en una banca de un parque donde paseaban familias y parejas, en su mayoría, dejando que su mente vagara en lo tranquilo que se sentía, su colchón podía ser parte vital de él, pero descubrió que la noche también.

cuando sintió que ya tenía tranquilidad además de muchas ideas en cuanto comenzar su negocio, volvió al orfanato feliz, al llegar, jisoo y los demás cenaban, la mayor no dijo nada más que sonreírle con calidez invitándolo a cenar también, Jin se sentó al lado de su conejito quien al mirarlo elevó sus orejitas debido a la felicidad.

–estaba preocupado hyung –lo miró con sus pequeños ojitos que reflejaban aquella inocente preocupación.

–ggukie eres tan lindo.

el menor se sonrojo lo bastante como para que Seokjin lo notase, sonrió en grande al ver como el pequeño se ponía ante él, tan adorable, sincero y lindo, sobre todo eso, su pequeño terrón de azúcar, aunque a veces cambiará de humor a un tipo de espía pero, eso no le quitaba su característica dulzura.

después de cenar, fueron habitualmente a la sesión de mimos que jin le daba al castaño. Ya en la habitación del conejito, el menor se arropó bien dejando que los dedos de su hyung hiciesen magia, en cuestión de minutos el conejito ya estaba durmiendo profundamente abrazando un afelpado oso que su hyung le regaló por su llegada al orfanato, se levantó de la cama con cuidado de no despertar al más pequeño, lo miró por última vez y bajo a la cocina donde se encontraba jisoo haciendo un par de cuentas.

–noona, debería dormir.

la pelinegra alzó la vista hacia su tierno menor que la miraba preocupado –oh jinnie no te preocupes, por cierto, ¿por qué saliste hoy?

–yo, yo quiero poner mi negocio noona y, en lo que hago eso, lograr que ggukie sea mi pareja –tenía un gran sonrojo en sus pómulos mientras mordía su labio inferior y su cola se movía de lado a lado.

jisoo no podía estar más feliz, sin decir nada fue hasta su híbrido para abrazarlo con tanto cariño que el can juró tener paz, mucha, al separarse, la pelinegra acarició la mejilla de su menor quien movió su colita con más confianza y felicidad.

–házlo, yo estaré contigo y te apoyaré, cuenta conmigo mi niño, quiero que seas el híbrido más feliz del planeta.

ᨵ baby ggukie.Where stories live. Discover now