DIECINUEVE: El impacto de un mensaje

305 66 38
                                    

✩━━✩━━✩━━✩━━✩━━✩
CAPÍTULO 19
✩━━✩━━✩━━✩━━✩━━✩

Sandy

Una de las cosas más desagradables de hacer lo que hago para vivir, es la respuesta de algunos hombres.

Sé lo que estoy vendiendo, sé lo que estoy provocando, es precisamente de esa reacción que mis ingresos no dejan de crecer, pero lo que me cuesta entender es por qué un hombre cree que una mujer va a encontrar atractivo su mensaje vulgar o la foto asquerosa de su pene. No es como que yo esté en el sector de chat caliente, al contrario, todas mis plataformas adultas están llenas de «NO DM», dejando claro que no quiero mensajes.

Si quisiera ver un cuerpo masculino, compraría ese contenido, pero esa necesidad masculina de simplemente mostrarlo porque sí... ¿cómo se explica?

He intentado comprenderlo, pero no lo logro. A mí me gustan los hombres, pero jamás enviaría un mensaje repugnante a un desconocido por una foto que subió y me gustó; en todo caso, ni siquiera entiendo la fijación de la mayoría en ser vulgares con cualquier mujer, es como que ven cualquier par de pechos y piensan «esta mujer quiere follar conmigo, le mostraré lo que tengo para ella».

No conozco a una sola mujer que piense algo similar con todos los hombres que ve en redes sociales u otras plataformas. Es casi enfermizo que tengan tan dañado el chip de la sexualidad, que crean que toda mujer existe para su placer, y no solo eso, sino que la mujer debe estar complacida y feliz por ello.

Por desgracia, desde que trabajo en esto he visto más fotos de penes en contra de mi voluntad de los que puedo contar, he leído las fantasías más bizarras y vulgares y me han propuesto cosas que ninguna persona cuerda del planeta consideraría hacer. Me queda de consuelo que al menos todos esos pervertidos, al fantasear, no tienen mi rostro para poner en su imaginación.

Y también me beneficia: el misterio de mi cara es como otro fetiche de esos hombres, me han ofrecido cantidades de dinero inimaginables por una foto completa. Me he negado cada vez. Mi estabilidad emocional colapsaría si sé que mi identidad rueda por ahí por ese motivo.

De todas formas, es justo admitir que no todos los mensajes que recibo son horribles, hay algunos que están del lado opuesto de la balanza: los que me hablan de amor, de admiración, de que podrían «sacarme de esta vida» porque se han enamorado de mí. De mi cuerpo, he de corregirlos.

También hay un porcentaje pequeño que me habla de Dios y de cómo Él puede rectificar mi camino para ganar la vida eterna en el paraíso, pero esos son demasiado cuestionables, pues los que lo dicen, me encuentran en páginas de adultos, así que muy santos, no son.

Todos los paso de largo.

Excepto este que acaba de llegar.

Estoy enamorado de ti, eres la mujer más perfecta que he podido ver. Sueño contigo y todo lo que podría hacerte, quiero hacerte gritar mi nombre, poner mis manos en tu cuello hasta que ruegues que te haga venir. No dejo de pensar en ti en cada segundo del día, eres como el aire que respiro y cada que vez que subes una nueva foto solo puedo pensar en cómo sería quitarte lo que llevas puesto. Podría hacerte tan feliz y te lo demostraré, te lo juro. Te amo con todo el corazón.

Lo que me obliga a no ignorarlo no son las palabras en sí, que en general son más suaves que las fantasías escritas que suelo recibir, sino que, al final, como una firma espeluznante, dice «Eres mía, Sandy».

Además, ha sido enviado a mi Instagram personal, no al de contenido.

El temor me trepa por la columna, como arañitas escalando una pared. El corazón se me dispara y suelto el teléfono como si me quemara.

En el corazón de Sandy •TERMINADA•Where stories live. Discover now