Epílogo

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SANDY
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Un año después

—No me entierres el codo.

Suelto una risilla, pero muevo mi brazo para no seguir incomodando a Alexa. Ahora es Mau, a mi otro lado, el que se queja. El espacio tras el sofá es más pequeño de lo que esperamos.

—Claro, apóyate en mi pierna, no es como si tuviera sensibilidad ni nada.

—¡Shhhhh!

No sé de quién vino eso, pero sospecho que fue Kim.

Está oscuro, hay una aroma dulce a chocolate en el aire, la electricidad zumba en todo el lugar por la emoción mientras escuchamos el sonido de llaves que se entrechocan al otro lado del apartamento de Alexa.

—Ya vienen —susurro.

La llave ingresa en la cerradura, da un pequeño giro y entonces la dueña del apartamento entra con Lili a su lado. Alexa encende la luz al tiempo que todos salimos de detras del mueble o de la cocina y gritamos:

—¡SORPRESA!

Yo presiento que Lili sabía de su fiesta de cumpleaños sorpresa, pero hace una excelente labor al ocultarlo y actuar tan sorprendida que hasta sus ojos se humedecen.

Se queda unos segundos tiesa en el marco de la puerta hasta que Alexa la empuja suavemente hacia adentro; Kim la recibe, envolviéndola en sus brazos y besando suavemente sus labios.

—Pero... pero cumplí años la semana pasada.

Eso es cierto. Vale, quizás Lili no está fingiendo la reacción sorprendida.

—Por eso es sorpresa —dice Kim tranquilamente—. Si fuera el día de tu cumpleaños, no sería sorpresa.

—Creo que no es así como funciona esto...

Mau se aleja de mí para envolver a Lili en un fuerte abrazo, obligándola a alejarse de su novia. Le da un sonoro beso en la mejilla.

—Es complicado ponernos de acuerdo para una reunión, ¿vale? Solo gózalo, no preguntes. ¡Feliz cumpleaños!

Samuel sale del otro lado y sopla un espanta suegras en su cara, el sonido la hace reír.

—Sí, ¡felicidades!

Tras pasar por un sinfín de abrazos, Lili llega a mí. Me mira unos segundos con cariño antes de estirar tímidamente sus brazos; me toma solo medio segundo asentir y recibirla en los míos.

Ha pasado más de un año desde mi secuestro y Lili es de las que menos ha sabido cómo lidiar conmigo después; cuando me ve no puede evitar poner un gesto preocupado, como si yo fuera una taza de porcelana que se va a romper. Kim me ha dicho que ha hablado con ella varias veces, pero Lili simplemente es así, no puede evitar sentir que debe tratarme con una delicadeza exagerada.

No me molesta porque, por extraño que parezca, me sirve que Lili con su trato me recuerde cada día lo que sucedió. La terapia, mi familia y mis amigos se han encargado de ir sanándome poco a poco, pero es evidente que la forma de superar muchas veces se disfraza de acá no pasó nada y todos fingimos colectivamente que se nos olvidó el trauma. Lo malo de eso es que cuando tengo días malos no sé a quién acudir porque temo recordarles a ellos que sí fue real el peor momento de mi vida.

Lili no lo ha olvidado y no finge que lo ha hecho, verla me recuerda siempre lo resiliente que he sido y me hace más orgullosa de mi sanación.

—Feliz cumpleaños, Lili —susurro con mi cabeza junto a la suya—. Te quiero mucho.

En el corazón de Sandy •TERMINADA•Where stories live. Discover now