Capítulo 13.

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Capítulo 13: Pelea de centro comercial.

El lunes en la tarde...

Elise me ha convencido de acompañarla al centro comercial después de clases y, de nuevo, no pude resistirme a sus peticiones. Aunque prefiero un trillón de veces ir de compras que ir de fiesta.

—Y era una cucaracha enorme. ¡Medía como dos metros! —le cuento a mi amiga con los ojos bien abiertos, aún aterrada de solo recordar al animalejo perseguirme. Elise se está desternillando de risa. Tiene la cara roja de tanto reírse y se le saltan las lágrimas de los ojos—. ¡Deja de reírte, Elise! —le reprocho—. Es un asunto muy serio, ¡era enorme!

—Eres una miedosa —dice Elise entre risas mientras se limpia las lágrimas de los ojos—. ¡Pagaría por ver ese momento! Siempre te pones como loca cuando ves un insecto, por diminuto que sea. ¿Recuerdas cuando viste la mariquita en navidad? ¡Saliste corriendo despavorida y derribaste el árbol! —Elise se está riendo tanto que parece sin aliento. Se agarra el estómago y yo frunzo los labios y entrecierro los ojos.

—No le veo lo gracioso —resoplo. Aún recuerdo el incidente de navidad. Ese pequeño animalito rojo y negro se posó en mi hombro, ¿qué esperaba que hiciera? ¡Ese bicho estaba a punto de atacarme!—. Deja de reírte, Elise. La gente nos está mirando raro.

Pero ella aún parece muy inspirada en su carcajada.

—¡Pues vamos a contarles lo de la cucaracha para que se rían también! ¡Van a amar esa anécdota!

—Ni se te ocurra. —Abro los ojos de par en par, sabiendo que ella es más que capaz de hacerlo.

Elise suelta unos hipidos más antes de finalmente controlarse. Aunque aún mantiene una enorme sonrisa.

—Que buena historia. Voy a abrir un blog para escribir todas tus vivencias, Snow. ¡Eres digna de un libro! —bromea ella, tomando un último sorbo de su zumo de uvas que compramos en la plaza de comidas del centro comercial—. Bien, ahora que ya nos hemos divertido un rato, es mejor que volvamos a las compras. Vi unos zapatos preciosos hace un rato y vi a más de una chica poniéndole los ojos encima. No podemos permitir que nadie me los quite. ¿Nos vamos, Snow?

Asiento, aliviada de que Elise al fin haya dejado el tema de la cucaracha.

Elise deja el envase vacío en un bote de basura cercano mientras yo me coloco de pie.

—Iré adelantándome, tú ve a pagar —dice mi amiga pasándome un billete. Suspiro y desecho el envase de mi zumo de fresa antes de ir a pagar en el mostrador.

—¿Snow? —Estoy recibiendo el cambio cuando me percato de que Mariana está en la barra—. ¡Que sorpresa verte aquí! —exclama con alegría, acercándose a mí para saludarme con dos alegres besos en las mejillas.

—¡Vaya! Lo mismo digo. —Le devuelvo la sonrisa y antes de poder agregar algo más, un grito se escucha en el centro comercial. Mariana abre los ojos con preocupación y corre hacia el lugar donde se originó el grito. Me apresuro a ir con ella, uniéndome a la muchedumbre de personas curiosas que quieren saber qué ha pasado.

Unos guardias de seguridad pasan junto a mí, apartando a la multitud a su paso.

—¡Por favor, háganse a un lado! —exige un guardia uniformado de azul. Me acerco al borde del círculo donde Mariana ya ha llegado. Mi amiga observa la escena totalmente boquiabierta, donde dos muchachos se están matando a golpes.

—¿Qué está pasando? —pregunto, confundida.

—Esos dos comenzaron a pelear. El rubio le dio un sendo golpe en la cara al otro y una mujer gritó cuando empezó la pelea —explica una señora—. No puedo creer que todos hagan tanto alboroto por una pelea de adolescentes. —A pesar de sus palabras, la señora estira el cuello para ver mejor la lucha.

Blancanieves. (Cuento de Hadas #1) ✔Where stories live. Discover now