Capítulo 22: Mamá osa.

420 56 31
                                    

Capítulo 22: Mamá osa.

Mariana y mamá salen corriendo de la cocina al oírme gritar, preocupadas.

—¿Estás bien, Snow? —pregunta mamá mientras yo sigo pegando brincos de la alegría.

—¡Está todo más que bien! ¡Todo es maravillosamente perfecto! —exclamo, riendo.

—¿Snow, estás drogada? —cuestiona Mariana, confusa.

—¡Drogada de alegría! —respondo—. ¡Stuarth me invitó a una cita!

—¡Enhorabuena! —exclama Mariana, sonriente.

—¿Te gusta Stuarth? —pregunta en cambio mi madre, arrugando el ceño.

Oh, oh, ¿acaso veo una mamá osa protectora?

Dejo de dar saltos y miro a mamá con ojos bien abiertos, atenta a su reacción. Sus labios están apretados, esa es mala señal.

—¿Te... parece bien que salga con Stuarth, mamá? —pregunto, nerviosa. ¿Y si no me da permiso? Podría escaparme como hacen en las películas, pero no soy nada ágil y lo único que podria conseguir es romperme un hueso si bajo por la ventana de mi dormitorio.

—Stuarth te salvó la vida, pero aún no conozco mucho de él ni de su familia —dice ella con una ceja alzada.

—Señora Lisa, Stuarth es un buen chico, se lo aseguro. Él no sería capaz de lastimar a Snow.

Mamá permanece en silencio, mirándome con ojos entrecerrados que me asustan. Trago saliva, pensando en qué decir.

—¿Mamá? —Y aquí es dónde digo un profundo discurso sobre la confianza y lo buen chico que es Stuarth, un discurso que no solo convencerá a mamá de dejarme tener una cita, sino que también la hará llorar y mis palabras permanecerán vivas en los libros de Historia—. A Stuarth le gustan los gatos.

De acuerdo, no es el discurso inspirador que planeaba decir, pero mi pobre mente ha quedado en blanco. ¡Auxilio!

Mamá suspira, rindiéndose y yo respiro, aliviada.

—Está bien, Snow. puedes ir.

—¡Sí! ¡Gracias, gracias, gracias! —Corro a darle un fuerte abrazo de alegría.

—Ya, ya. Pero te vienes temprano, ¿de acuerdo? —me dice con seriedad.

—¡Claro que sí! —acepto, gustosa de mantenerla contenta.

—¡Muy bien! Ahora que está todo aclarado, tú y yo debemos hablar, Snow —me dice Mariana con tal seriedad que me quita toda mi alegría.

—¿Qué sucede?

—Traeré el té para que puedan hablar más a gusto. —Mamá se va a la cocina, dejándonos a solas. Mariana y yo tomamos asiento en el sofá.

—Es sobre tu ataque, Snow —comienza Mariana—. Verás, lo sucedido solo pudo haber sido producto del Clan del Hielo. Stuarth estuvo ahí para salvarte, pero no siempre tendrás a un Guardián ni a nadie más para defenderte en caso de que lo necesites. Es por ello que debes aprender a defenderte por cuenta propia.

—Pero Elise dijo que no estaba lista —recuerdo.

—Al principio no estábamos seguros de dejarte usar tu magia, puesto que era peligroso que el clan rastreara tu magia.

Me horrorizo.

—¿Pueden hacer eso?

Mariana me mira con seriedad.

—Lamentablemente sí. Se han vuelto muy hábiles en la tarea de seguirnos y han encontrado métodos para rastrear nuestra magia. Cuando somos guardianes o graduados en la Academia, no nos atacan tanto porque saben que sabremos cómo protegernos, pero tú no tienes ningún entrenamiento y no sabes usar tu magia. Eres un blanco muy potencial para ellos, por lo que ahora es importante que aprendas a defenderte.

Blancanieves. (Cuento de Hadas #1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora