Capítulo 30: Invernadero.

427 47 30
                                    

Capítulo 30: Invernadero.

Esa noche la paso sin poder dormir.

Martin nos preparó habitaciones de huéspedes para nosotros, y yo paso toda la noche mirando el techo y pensando en lo sucedido más temprano.

Aún no logro hacerme la idea de que Janelle y Elise hayan sido llevadas por el clan, igual que hicieron con Stacy. Pero, ¿de qué les sirve habérselas llevado? Elise estaba muriendo, Janelle solo era mi guardiana y Stacy era mala, pero eso no es un buen motivo para llevarla. Horas antes, hablé de eso con Mariana y aunque ella no lo dijo, sé que piensa que ninguna de las tres tuvo posibilidad de sobrevivir y eso me pone muy mal.

Ya tenía la sospecha de que Elise pudo haber muerto por el dardo, pero pensar que también tengo que llevar en la conciencia la muerte de Janelle es... es demasiado.

Siento una opresión en el pecho y se me cierra la garganta cuando flotan en mí las ganas de echarme a llorar, y no me contengo.

Si ellas están muertas, es culpa mía, porque dieron su vida para protegerme. Antes, no había pensado en lo riesgoso que puede llegar a ser la vida de un guardián, arriesgándolo todo a cambio de proteger a novicios, y luego estos novicios son guardianes de alguien más. La vida de los hechiceros, sea cual sea su magia, siempre está rodeada de peligro, siempre huyendo, escondiéndose o peleando con los clanes.

No es una vida que nadie merece.

Entre mis cavilaciones, debí haberme quedado dormida porque lo siguiente que sé es que estoy despertando de un sueño agitado, lleno de flechas, sangre y hielo. Siento el corazón acelerado y me toma un rato calmarme y convencerme de que fue solo una mera pesadilla.

Hay un reloj de mesa que muestra que son las siete de la mañana. Cualquier día, esta sería la hora en la que me levanto para prepararme para ir al colegio, pero no hoy. Se ha acabado para mí eso de salir en público.

Luego de hacer mis necesidades y asearme, bajo las imponentes escaleras y le pregunto a una mucama dónde queda el comedor. Ella me indica dónde es y al principio no lo encuentro, me topo con un par de otras habitaciones antes de al fin encontrar dónde están mis guardianes y Martin desayunando.

El pelinegro se encuentra hablando animadamente con Stuarth, pero el resto está en silencio. Mariana juguetea con su comida, manteniendo el ceño fruncido. Me pregunto en qué estará pensando.

—¡Buenos días, Blancanieves! —dice Martin con alegría—. ¡Luces terrible por la mañana! No haces honor a las princesas de Disney.

Le doy una mala mirada y me dejo caer en un asiento junto a Mariana.

—No fue una noche fácil —murmuro. Mariana deja de fruncir el ceño para darme una sonrisa.

—No lo fue para ninguno —me dice en tono comprensivo.

—No sé de qué hablan. Yo dormí muy bien —comenta Martin encogiéndose de hombros.

Sonrío con cierta nostalgia, deseando poder ser tan despreocupada y tranquila como Martin.

—Ya van a ser las ocho, Martin, debes ir al colegio —le informa Stuarth mirando la hora en el teléfono—. No querrás llegar tarde.

—¿Qué hay de ustedes? —nos pregunta el pelinegro—. ¿No piensan ir hoy?

—Tenemos que hacer algo, no podremos ir al colegio —dice Stuarth con una sonrisa tranquilizadora. Martin entrecierra los ojos.

—Me huele a que se están tramando algo.

—Te lo contaré luego. —Stuarth guiña un ojo, haciendo sonreír a Martin—. Ve.

—Adiós, chicos, los veo luego. No se coman todo el cereal de chocolate, o tendrán problemas conmigo —bromea Martin, levantándose de la mesa y dejándonos solos. El silencio se instala a nuestro alrededor por varios minutos, un silencio bastante incómodo y apesadumbrado.

Blancanieves. (Cuento de Hadas #1) ✔Where stories live. Discover now