Capítulo 24: Cómo huir al estilo Snow.

370 55 5
                                    

Capítulo 24: Cómo huir al estilo Snow.

Al día siguiente, en el colegio...

Durante el almuerzo, no me contengo más y les cuento a Mariana, Janelle y a Elise mi cita-no-cita con Stuarth. Mariana no deja de lanzar suspiros soñadores y Elise esboza una gran sonrisa.

—Y al final... me besó —finalizo, no pudiendo contener un gritito de alegría.

—¡Que romántico! —exclama Janelle—. Me alegra que Stuarth y tú finalmente pudieran estar juntos, aunque para ello Stacy haya tenido que desaparecer.

—Stacy era un gran obstáculo en mi vida amorosa —admito—, pero aunque ella no está, creo que Stuarth no la ha superado del todo —confieso—. Él específicamente me hizo saber que lo nuestro no fue una cita romántica, sino una salida de amigos.

—Lo que contaste no parecía una simple salida de amigos —canturrea Elise—. Creo que realmente le gustas.

—Pero si le gusto, ¿por qué dijo que no era una cita? —digo con voz lastimera—. No es justo que juegue así con mis sentimientos, ¿saben la vergüenza que pasé cuando me dijo eso? ¡Casi me arrojo de la ventana del auto!

—Quizá le dio vergüenza pensar en que podrías rechazarlo —sugiere Janelle.

—Quizá, pero no estoy segura en nada con respecto a Stuarth —digo—. Siempre insiste en que me ve como amiga, pero actúa como si le gustara... ¿Pero y si es una treta? Quizá besa a todas sus amigas. —Me aterro de solo pensar en esa posibilidad.

—Snow, Stuarth no es esa clase de personas —ríe Mariana—. Deja de preocuparte tanto. Recuerda que su última novia desapareció después de romper con él, aún está dolido con lo de Stacy y es obvio que irá despacio contigo.

—Stacy —refunfuño—. Aún sin estar aquí, lo arruina todo.

—Recuerda, Snow, paciencia.

Suspiro.

—Bien, tendré paciencia y esperaré a que Stuarth esté listo para estar conmigo. —Solo espero no tener que esperar demasiado.

***

Hoy se cumple una semana de la desaparición de Stacy.

Hace una semana, el mundo entero parecía estar a punto de colapsar sin su querida reina. Malvada o no, el colegio estaba acostumbrado a regirse por las leyes de Stacy Lambret y su ausencia alteró todo un poco. Sin embargo, desde que las amigas de Stacy tomaron su relevo, ya nadie parece acordarse de la reina original.

Aún muchos se sienten dolidos, pero su nombre ya no resuena en todos los pasillos como hace una semana.

Estando en la clase de Deportes, observo a los jugadores de baloncesto, tanto del equipo femenino como del masculino, retarse a un "amistoso" juego. La entrenadora nos ha dejado solos por un rato y yo aprovecho para vaguear en las gradas, mirando a mi alrededor.

Las animadoras están empezando a vitorear a los equipos de baloncesto que han empezado su duelo. El resto de los estudiantes se aparta de la pista para no ser arrollados pos los jugadores, mirando interesados cómo se desarrollan los eventos.

Las puertas del gimnasio se abren y me pongo en pie, temiendo que sea la entrenadora, pero es otra persona.

Jadeo al reconocerlo.

No podría olvidar esos ojos verdes... los mismos de la persona que dijo que saldaría cuentas conmigo si me atrevía a gritar.

¡Es el corredor! ¡El miembro del Clan del Hielo enviado a hacerme daño!

Un temblor me invade y busco con pánico una salida.

Opto por correr hacia el vestidor de chicas. No se atrevería a entrar ahí, ¿o sí? A medio camino entre la salvación y yo, el corredor capta que estoy escapándome y entrecierra los ojos antes de venir hacia mí. ¡Santa mala suerte! ¿No pudiste permitirme librarme de esto?

¿Y en dónde están mis guardianes cuando los necesito? ¿No se supone que su deber es cuidarme día y noche?

Voy a necesitar una batiseñal para pedirles auxilio en momentos como este.

No dudo más y echo a correr lo más que pueden mis piernas cansadas por subir la colina y logro llegar primero al vestuario, pero no me relajo. Este hombre parece muy decidido a matarme y dudo que el cartel de "prohibido chicos" le detenga.

Me escabullo hasta el final de la habitación, buscando una salida urgentemente. No tengo tiempo para devolverme, él me encontrará enseguida.

Mi corazón se acelera y mi respiración se agita. Estoy entrando en pánico y aún no sé cómo escapar o defenderme. En momentos como este, desearía que mamá me fuera mantenido en el Glaciar y haber aprendido a dominar mi magia para poder defenderme de las amenazas.

Pero...

La puerta del vestuario es empujada y reprimo un grito de pánico. Me aferro a la pared de fondo, pensando en que soy demasiado joven para tener un testamento, ¿a quién dejaré mi colección de películas románticas?

Y es en medio del pánico que se me ocurre algo. Junto a mí están los banquillos de descanso, que están justo debajo de las ventanillas polarizadas. ¡Es perfecto! Solo debo subirme a las ventanillas y escapar.

Aprovecho que aún no tengo a mi atacante en la mira y me subo al banquillo, desbloqueando el cerrojo de las ventanillas que llegan a la altura de mis hombros y dándome un fuerte impulso para subir a ellas. Fallo el primer intento. ¡Torpes brazos de fideo!

Por suerte, lo logro a la segunda y la mitad de mi cuerpo atraviesa la ventanilla. Al otro lado, veo el césped debajo de mi cabeza y ya presiento la dolorosa caída.

—¡Hey, tú! ¡Quédate dónde estás, niña! —Escuchar su voz gritarme es todo lo que necesito para que el valor venga a mí y me lance por la ventana.

Golpeo con fuerza el suelo y el dolor me hace querer quedarme acurrucada en el piso hasta que se me pase, pero no tengo tiempo.

A duras penas me pongo en pie y sin molestarme en limpiarme el polvo, echo a correr hacia un sitio seguro. No hay tiempo para cerrar la ventanilla, él ya debe estar muy cerca.

Corro hacia el estacionamiento, donde es más concurrido. Algunas personas ya se marchan a casa y otras están llegando. Me detengo a decidir mi siguiente paso, ¿qué hago ahora?

Y una vez más, mi desesperación actúa como mi bote salvavidas.

Una idea nace en mi mente. Una idea descabellada, pero que servirá para salvarme el pellejo.


Blancanieves. (Cuento de Hadas #1) ✔Where stories live. Discover now