Capítulo 34: El arroyo.

313 41 18
                                    

Capítulo 34: El arroyo.

Al día siguiente, el domingo...

A la mañana siguiente me dirijo a la biblioteca del Consejo. Luego de mi asombroso encuentro con Stuarth, me ofrecí voluntaria para ayudar a Proteo a organizar la biblioteca, así tengo una excusa para indagar más en la historia mágica que tanto me intriga.

Al entrar en la sala, mis ojos vuelan hacia la izquierda, donde una figura masculina está de espaldas a mí, con un montón de libros en una mesa. Veo que Proteo lleva una larga capa azul con la capucha ocultando su rostro. Me acerco a él.

—¡Hola, Proteo! Ya he llegado, estoy... —Él se gira a verme—. Tú no eres Proteo.

—Que buena observación. —Rigel sonríe y coloca el libro que sostiene en un estante cercano. Verlo me resulta casi una sorpresa: no lo había vuelto a ver desde que hablamos sobre recuperar mis recuerdos. Tengo muchas preguntas qué hacerle, sobre dónde estuvo y lo que ha estado haciendo, pero decido preguntar otra cosa.

—¿En dónde está Proteo?

—No lo sé. Levantando pesas, tal vez. —Se encoge de hombros—. Vine a suplantarlo. Él mencionó que vendrías a ayudar. —Señala la pila de libros en la mesa—. Toma los libros y divídelos por categoría, verás que en el reverso de la portada dice a qué categoría pertenecen. —Elige un libro al azar y me muestra la plaquita con bonita ortografía—. Luego, organiza cada sección por orden alfabético. Cuando tengas eso listo, colócalo en los estantes a los que pertenecen. Verás que en la cima hay otra placa con su respectiva categoría.

Asiento, acercándome a la mesa y empezando a organizar justo cómo él me explicó.

—Elara te vio salir ayer con Stuarth —comenta Rigel al cabo de un rato en silencio—. ¿Fueron muy lejos?

Sonrío al rememorar la noche anterior.

—No, fuimos a un claro bastante cerca de aquí. Pero fue un sitio hermoso, fue lindo ir allí con él.

—Tu sonrisa de enamorada me dice que es cierto. —Rigel se sitúa a mi lado para ayudarme con los libros y me observa—. ¿Así que ya son novios oficialmente?

Mi sonrisa se esfuma.

—Aún no lo sé, no hablamos de eso. —Suelto un largo suspiro. La verdad es que me gustaría saber si nuestra historia de amor ha triunfado o no—. Pero hoy volveremos a vernos. Stuarth dijo que me llevaría a un lugar muy especial, y eso me emociona. No puedo imaginar un lugar más hermoso que el que vimos ayer. —Vuelvo a sonreír—. Nos encontraremos a las once.

—Ah —dice, pensativo. No parece haberme escuchado.

—Lo que digo te trae sin cuidado, ¿no? —le pregunto, poniendo varios libros de Magia Antigua en una columna para pasar a buscar otra categoría.

—No quiero que te ofendas, pero tu historia de amor no está en mi lista de prioridades en este momento. —Aún así, me muestra una agradable sonrisa—. Sin embargo, te deseo una hermosa velada.

—Gracias, sé que será una noche espectacular si estoy en compañía de Stuarth.

Rigel se ríe y se lleva una pila de libros hacia un estante cercano. Pasamos otro rato en silencio hasta que me animo a hablar.

—¿Por qué siempre usas capa? —Lo miro con curiosidad, notando que aún no se ha quitado la capucha.

—Para que nadie sepa quién soy, especialmente tus amigos. —Me sonríe misteriosamente y yo asiento, recordando que él aún no quiere revelar que se hizo pasar por Martin.

Blancanieves. (Cuento de Hadas #1) ✔Where stories live. Discover now