Capítulo 40: Un par de revelaciones.

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Capítulo 40: Un par de revelaciones.

Unos cuantos días después...

Abro la ventanilla del auto para sentir la brisa sacudirme el cabello. El aire libre se siente tan perfecto, sobretodo cuando sé que todo marcha finalmente bien.

Después de haberme desmayado en el hospital donde me tenían custodiada, fui llevada al verdadero Glaciar para recibir asistencia médica mágica. Shaida, la sanadora, me curó de los daños que las drogas habían hecho a mi mente y me devolvió la energía y vitalidad.

Me dieron un par de días para recuperarme y para asegurarse de que estaba fuera de peligro.

Luego de la pelea del falso Glaciar, mis guardianes tardaron más de una semana en poder encontrarme. Siguieron muchas pistas falsas, pero al fin dieron conmigo en un lujoso y exclusivo hospital de la capital de Molaff. No fue fácil entrar, ni sacarme, pero su astucia fue mayor y lograron vencer la adversidad y salvarme de los clanes.

Cuando me sentí mejor, les conté lo sucedido desde mi punto de vista. Hablar de cómo June contaba su siniestro plan de dominar al mundo y de lavarme el cerebro para unirme a ella, no fue nada fácil para mí. Mucho menos decir que la empujé del risco y que su muerte fue mi culpa. A pesar de todo ello, el Consejo me perdonó debido a que June era una traidora, pero la noticia de su traición y de los verdaderos planes de los clanes dejaron inquietos a todos los miembros del Consejo. Reforzaron la magia que mantiene el lugar oculto y aumentaron la seguridad en caso de que June haya revelado el paradero del Glaciar.

En todo el tiempo que estuve recuperándome en el verdadero Glaciar, no volví a ver a Rigel hasta que anunciaron que me llevarían a casa. Rigel dijo que él mismo en persona me llevaría, prometiéndome que ya era seguro para mí volver y tener al fin una vida normal. O todo lo normal que puede ser una vida con doble magia, sabiendo ahora que mi padre no es el mal sujeto que siempre pensé que era y sin el apoyo de mi mejor amiga para ayudarme, ni un crush hermoso por el cual babear ni una malévola novia celosa que quiera golpearme con un balón en la cara.

Sí, definitivamente mi vida no volverá a ser la misma. Me pregunto qué cosas nuevas me esperarán en casa, solo confío en los dioses de las oreos para que mi nueva normalidad no sea un problema. ¡Já, a quién engaño! Mi vida nunca volverá a ser la misma de antes y, conociéndome, tarde o temprano habrán nuevos problemas. ¡Que Odín me ampare!

Rigel detiene al fin la camioneta frente a mi casa. Estuve tan distraída pensando en qué me deparaba el futuro que no me di cuenta que ya llegamos a mi vecindario hace un buen rato.

Abro la puerta, feliz de volver a ver mi linda casa. ¡Cómo lo he extrañado! Cuando estuve en el falso Glaciar no creí que volvería a encontrar mi hogar, pero ¡aquí estoy! Parece un sueño.

Llego a mi puerta, introduciendo la llave —que por suerte seguía en las cosas que dejé en el falso Glaciar— y la abro, mirando mi sala de estar con anhelo y felicidad. ¡Al fin de vuelta a casa! Mamá aún no llega del trabajo, pero estoy segura de que estará tan feliz como yo por mi regreso.

—Luces contenta —dice Rigel, de pie detrás de mí—. Extrañaba mucho verte sonreír de ese modo.

Me giro hacia él, aún sonriente.

—¡Se siente muy bien estar aquí de nuevo! No creí que volvería.

Rigel me sonríe de forma dulce. Aún no puedo creer que, contra todas mis creencias, no fuese Stuarth mi príncipe soñado, sino Rigel, quien fue que me despertó del sueño eterno.

De repente, su sonrisa se borra y su semblante se torna mucho más serio de lo normal. Las comisuras de mis labios decaen, preocupándome.

—Snow, hay algo de lo que debo hablarte... pero dudo que te vaya a gustar lo que vas a oír.

Blancanieves. (Cuento de Hadas #1) ✔Where stories live. Discover now