VII - Venganza

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ROWEN ORTIZ SALIÓ DEL ASCENSOR CON UNA cara de pocos amigos. Sacó las llaves del bolsillo de su pantalón estilo ejecutivo gris Oxford y abrió la puerta del tercer departamento a la derecha de las escaleras. Una vez dentro del lujoso complejo, arrojó el portafolios negro sobre el sofá y se dejó caer ella también al tiempo que dejaba escapar un suspiro de fastidio.

De un momento a otro se había quedado sin empleo, o al menos sin el empleo por el que había trabajado arduamente. ¿Y todo por qué? Por ese estúpido detective panzón que no sabía cómo liderear un equipo. Rowen sentía que odiaba a Coppola con todo su ser. Aún más que en el momento en que lo conoció, y eso era ya decir demasiado si se consideraba que le dolía el estómago cada mañana al verlo entrar a la amplia oficina, con su traje pulcro y sus modos elegantes. El tipo era brillante, de eso no había duda alguna, pero esa genialidad solo era un pretexto más para incrementar su de por sí hinchado ego.

Dejó escapar un resoplido lleno de irritabilidad y desesperación, y se mesó el cabello con su mano izquierda al tiempo que observaba el departamento. Lo había adquirido gracias a su promoción, por su pertenencia en el grupo especializado de Coppola. ¿Cómo diablos iba a pagarlo ahora que estaba fuera? Pese a que no se había quedado absolutamente sin empleo, ella sabía bien que con aquel cambio también iba a cambiar la paga mensual que recibía.

Se recostó en el sofá al tiempo que cubría su rostro con ambas manos.

Se sentía cansada, no solo por el caso, sino también por todas las circunstancias de su vida. Nada estaba saliendo como lo había planeado, ni siquiera trabajar con un equipo tan prometedor había resultado ser lo que esperaba. Y ahora no tenía ni siquiera eso.

Cogió el control de la pantalla y la encendió para no tener que seguir lidiando con el silencio del departamento. El canal de noticias era su predilecto, así que siempre estaba sintonizada en él. Para variar, la presentadora hablaba del asesino de pedófilos. Se mencionaba al reciente cadáver encontrado en una bodega abandonada apenas unos días atrás. La prensa ya sabía que ese cadáver era Richard McCain, y no les había resultado nada difícil indagar en su pasado para darse cuenta de que era un ex convicto acusado de pedofilia. El tipo de víctima predilecta del asesino de monstruos.

Sin despegar la vista de la pantalla, Rowen acarició su mentón, pensando, meditando la manera de salir bien librada de aquella situación.



***

Jason casi se va de bruces al escuchar las nuevas noticias. Al parecer un contacto anónimo acababa de revelar todas y cada una de las notas obtenidas en los nueve cadáveres: las víctimas del asesino de monstruos. Los medios de comunicación no habían hablado de otra cosa en toda la mañana. La reproducción de algunas de las notas estuvo repitiéndose una y otra y otra vez a lo largo de ese día que se le antojó emocionante. Sin embargo, un dejo de tristeza lo conmovió. No podía sentirse totalmente pleno, pues no había sido él quien revelara el misterio. Era de suponer que el informante solicitaría una buena cantidad de dinero a cambio de la información de la cual disponía, y eso solo podía entregárselo una cadena de televisión tan famosa como la NYCS.

Pese a ello, el reportero se dedicó a transcribir las tres primeras notas que se hicieron públicas con la finalidad de realizar un artículo. Si bien no había conseguido tener la premisa de aquella valiosa información, no iba a quedarse sin redactar una buena noticia al respecto. De hecho, acababa de darle los últimos toques y el trabajo estaba siendo enviado a su editor para darle el visto bueno. Había añadido una buena cantidad de información a su reportaje, pequeños retazos del trabajo del asesino de monstruos en sus primeras apariciones y otros datos de interés relacionados con la personalidad de sus víctimas. Jason se había asegurado de exprimir todos sus conocimientos sobre el tema y se sentía satisfecho con el resultado.

El diario perdido de Astaroth [Segunda parte de Holly]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora