Nuevo trabajo

4.7K 229 37
                                    

Me miro una última vez en el pequeño espejo de la habitación. A penas alcanzo a ver el uniforme puesto sobre mi, y unas enormes ojeras adornando mis ojos. No he pegado ojo en toda la noche, aterrorizada ante la idea de que alguien entre en mi habitación. Alguno de esos delincuentes que podrían jugar con mi vida a su antojo.

Y por si fuera poco el uniforme es un asco. Una camisa blanca que me queda tan apretada que creo que saltarán los botones si respiro de más. Acompañándola, una mini falda con la que estoy segura de que no podré trabajar cómoda. 

Solo una asquerosa prueba de la sexualización de las mujeres en algo tan sencillo como limpiar los suelos. Una muestra del poder de unos hombres que se creen con el derecho de dar rienda suelta a su podrida mente.

O al menos eso opino yo.

Con una mueca de horror me deshago de la falda, dejándola tirada sobre la pequeña cama y cogiendo los pantalones del día anterior. Es la única ropa que tengo aquí, pero merecerá la pena utilizarlo todos los días como parte del uniforme.

A pesar de que el espacio sea reducido, mi habitación no es tan horrorosa como pensaba. Por lo menos no es una celda humedad sin acceso a la luz, si no un cuarto de paredes blancas con una pequeña cama y una cómoda de madera gastada. Una pequeña ventana enrejada es todo lo que deja pasar la luz del día y, en una puerta contigua, el baño con lo justo y necesario.

Debería acostumbrarme, sobre todo si es donde voy a pasar los próximos tres meses de mi vida.

Las siete en punto. En cuanto el reloj de mi muñeca marca esa hora, salgo pitando de allí, tratando de recordar el laberinto de pasillos, escaleras y salas que me enseñó aquella mujer del servicio.

Ahora yo era parte de ellas, y mi jornada incluía la tercera planta completa. Arreglar las habitaciones y trapear los suelos "hasta que puedas verte reflejados en ellos." Cito textualmente sus palabras.

Bajo la cabeza cada vez que me cruzo a alguien, temerosa de llamar demasiado la atención. Queriendo solo pasar desapercibida, sin problemas y salir de allí cuanto antes.

- Bien. Vamos a por ello.- Me animo a mi misma parada frente al cuarto donde miles de productos de limpieza adornan las estanterías.

A penas podía mantener mi apartamento en orden y ahora tengo que limpiar la mansión de unos desconocidos con pistolas.

Sin querer darle más vueltas cojo una fregona y friegasuelos y me dirijo a mi nuevo trabajo.

******************************

Me muero de hambre.

Ya deben ser las cuatro de la tarde y aún no he probado bocado y mi estómago comienza a hacer sonidos raros. Me froto los ojos, cansada, dándome dos minutos para descansar.

He de admitir que mi nuevo trabajo no es tan malo como parecía. Me duelen las manos y creo que llevo kilómetros fregados pero, por suerte para mí, no ha pasado mucha gente por la casa. Parece tranquila durante el día.

- Hola muñeca.

Me sobresalto cuando siento una mano tomar mi cintura. Con asco y pavor me aparto de golpe, sobre todo cuando reconozco aquella voz.

- No vuelvas a tocarme.- Gruño en su dirección cogiendo el palo de la fregona como si fuese una arma.

Sin embargo, George solo sonríe maliciosamente, dando un paso más hacia mi y poniendome los pelos de punta. Tengo miedo, de repente. Miedo de esa mirada lujuriosa que me recorre de arriba a abajo como si fuese un maldito objeto.

- Nicola me ha pedido que te eche un vistazo, y eso pienso hacer, nena.- Lanza sus palabras de forma lasciva haciendome fruncir el ceño.

"Nicola" El nombre se repite en mi mente a pesar de la situación. Sin embargo, solo puedo centrarme en el asqueroso cerdo de grandes manos que se acerca a mi de nuevo en dos zancadas. Por mucho que retroceda en aquel pasillo acorta nuestra distancia.

- He dicho que no me toques.- Vuelvo a quejarme esta vez más alto a pesar de que el tipo no parece darse por aludido.

Estoy a punto de gritar por ayuda, aunque dudo que a alguno le importe, cuando unos fuertes pasos interrumpen el silencio que se hizo entre los dos.

- ¿Todo bien por aquí?

Mi mirada se centra primero en los radiantes zapatos de vestir, oscuros, subiendo luego por los pantalones y llegando a una camisa blanca, con el  primer botón desabrochado de forma elegante pero juvenil. No tardo mucho en toparme con el rostro de aquel hombre de pelo oscuro que me mira de la misma forma que ayer en su oficina.

- Nicol... Jefe.- Se corrije George desvelandome el nombre de aquel hombre y dandome el espacio para volver a respirar.- Solo me aseguraba de que todo estuviese bien en su primer día de trabajo.

El hombre de ojos verdes parece no decir nada, mirando a su mano derecha con la misma indiferencia con la que me había tratado a mi antes. Puedo oler desde aquí su colonia cara. Pero no me muevo ni un centímetro, como si fuese una estatua de cera en aquel pasillo.

- Deberías bajar ya al comedor, o te quedarás sin almuerzo.

Sus ojos chocan con los míos de repente, serios y fríos. Al parecer mi táctica de hacerme invisible no ha funcionado. A penas reacciono, asintiendo con la mirada gacha de nuevo tratando de no meterme en problemas.

Al menos estoy aliviada de que ese puerco ya no me preste atención, demasiado entretenido en seguir los pasos de su jefe. Ambos hombres me dan la espalda dispuestos a marcharse y suspiro agradecida.

- ¡Ah!- El mafioso parece acordarse de algo y me repasa de arriba a abajo una última vez.- Ese no es el uniforme, cariño.

No se de donde sale mi valentía cuando decido contestarle con los puños cerrados con fuerza a mi costado, por la rabia.

- Llevaré el uniforme cuando sea adecuado para el trabajo, y no para un club de estriptis.

Los ojos de Nicola parecen arder en llamas unos segundos cuando escucha mi queja durante. Todo resto de gesto altivo ha desaparecido de su rostro y parece tensar los hombros ante mi imprudencia.

- Eres una simple limpiadora, Alexa.- Mi nombre en sus labios manda escalofríos por todo mi cuerpo como veneno.- Y llevarás lo que yo te diga.

Y así me quedo, ofendida de nuevo y sin atreverme a replicarle nada por miedo a lo que pueda hacerme él, o la pistola eternamente colgada en su cintura.

******************************

Hola!

He estado pensando en hacer de esta novela una mezcla de puntos de vista. El famoso POV ella, POV él.

Pero quiero saber vuestra opinión :) Por favor, decirme que os parece.

Tu DeudaWhere stories live. Discover now